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Patatas para vecinos necesitados en Lugo

Dolores Cela Castro
dolores cela LUGO / LA VOZ

AGRICULTURA

OSCAR CELA

Un párroco implica a 20 personas para sembrar terrenos cedidos por feligreses. El año pasado repartieron más de 12.000 kilos

12 abr 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Alberto Leivas, párroco de la iglesia de San Antonio, en Lugo, avisó hace unos días a sus feligreses de que el sábado tocaba sembrar patatas. A las diez de la mañana de ayer, una veintena de personas de todas las edades y diferentes países -Portugal, Brasil o Rumanía, entre otros- esperaban a que les asignaran la tarea que correspondía a cada uno en la labor agrícola. Es el tercer año que utilizan la misma finca de 4.000 metros cuadrados para cultivar el tubérculo, que en la última cosecha les reportó entre 12.000 y 13.000 kilos. Repartieron un saco por familia entre las cuatrocientas personas sin recursos que habitualmente solicitan ayuda en la parroquia. En tres meses habían agotado las existencias.

El cura repartió entre el resto de los feligreses bolsas de papel con dos kilos para demostrarles los resultados de una iniciativa que nació no solo para obtener recursos para los más necesitados, sino para crear un vínculo de solidaridad y de colaboración.

La otra cosecha

Leivas está muy satisfecho con los resultados porque la siembra del pasado año también cosechó éxito a otros niveles. Aumentaron los colaboradores que se presentaron por la mañana para extender el abono y preparar la tierra, y también las donaciones, que tienen nombre propio: Domingo, Jesús, Óscar, José Luis, Antonio o Rexá, entre otros. Aportaron la finca, el abono, las patatas que sementaron, el tractor y hasta la sembradora, que cedió un abogado de Pol. También hubo donaciones anónimas de dinero, que llegaron por correo a la iglesia, sin remitente, o que se le entregaron al sacerdote para labores solidarias.

«Non só se cumpre con cartos»

Alberto Leivas reconoce que sigue habiendo muchas personas que, en situaciones difíciles y en busca de ayuda, recurren a la parroquia, con la que ahora se sienten en la obligación, como cristianos, de colaborar. El párroco reconoció que recibieron más ofertas de terrenos para cultivar. «Teremos que pensar que sementamos». En donde ayer echaron las patatas hubo antes nabos, berzas y cebollas.

El cura cree que es necesario trasladar esta iniciativa a otras parroquias, e incluso que la idea parta de las instituciones. Además de recoger los frutos de la tierra en parcelas abandonadas, según señaló el sacerdote, se busca la intención de crear un ambiente de comunidad y un compromiso con los demás. «Non se cumpre só con dar cartos, tamén hai que implicarse», sentenció Leivas.