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Polígono rico y polígono pobre, realidades paralelas en Vimianzo

Eduardo Eiroa Millares
e. eiroa CEE / LA VOZ

AGRICULTURA

Las naves crecen en Vilaseco mientras se las busca en el nuevo parque

20 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

Hace 16 años el empresario Luis Lema Leis tuvo buen ojo a la hora de buscar un lugar donde establecer su compañía. Natural de A Ponte do Porto, Lema Leis miró a Vimianzo y allí encontró lo que buscaba en Vilaseco, una parcela de más de 15.000 metros cuadrados en la que montar el matadero comarcal.

Por aquellas tierras pagó 4.700.000 pesetas, menos de 30.000 euros. Hoy se pregunta dónde hay un polígono en el que se pueda hacer uno con esa extensión a un precio equivalente. Con el metro cuadrado a 50 euros, un espacio como el suyo costaría hoy 750.000 euros, obras aparte. Es más, hace poco amplió sus posesiones en Vilaseco con otros 180.000 cuadrados más por lo que pueda hacer falta.

Las claves de que se estableciera allí las resume él mismo: «É unha zona ben situada, ao lado do cruce de Berdoias -que abre la vía a Santiago-, pegada á estrada xeral, a bo prezo e sen necesidade de facer grandes desmontes».

Esa es la razón por la que otros empresarios se han fijado en ese espacio. Ya son cinco las naves allí situadas y hay más terrenos comprados con idéntico fin, en algún caso a la espera de que se pueda superar el único escollo: en Vilaseco no se puede montar ninguna empresa que no sea de carácter agrícola, ganadero o forestal.

Ese es el motivo de que una de ellas, Gerca, que se dedica a los aceros, esté todavía pendiente de resolver sus problemas legales para poder permanecer allí. También lo es de que alguno esté esperando -al menos otro propietario interesado en crear un almacén de materiales de construcción- antes de ponerse a levantar estructuras.

Pese a eso, la zona tiene tirón y los que pueden abrir dentro de la legalidad no tienen dudas. Uno de ellos es Manuel Caamaño, que acaba de rematar hace poco la construcción de un centro de clasificación, pesado y astillado de madera.

En su caso, cuenta, pesó el hecho de que ya tenía terrenos allí. Pero ese no sería el problema en un espacio donde hacerse con un ferrado -en torno a 450 metros cuadrados- puede suponer un desembolso de entre 100 y 300 euros dependiendo de la situación. Si encima tiene madera plantada, su venta abaratará el precio final al comprador. Así, la factura final resulta hasta once veces más económica que en el nuevo polígono industrial de Vimianzo donde suspiran por la llegada de compradores y donde actualmente solo hay una nave en obras. «Investiuse moito en polígonos, pero os investimentos hai que pagalos e quen o fai é o consumidor final, e xa se sabe como están as cousas», dice Caamaño, quien cree que un empresario medio no puede afrontar los precios de los parques empresariales cuando necesita espacio para su actividad.

En su caso vuelve a destacar que la clave del éxito del lugar hay que buscarla en la ubicación, con unas excelentes comunicaciones que pronto se verán bendecidas con la autovía. Poner la mercancía en Santiago o A Coruña llevará aproximadamente una hora desde Berdoias, muy cerca de Vilaseco.

Y mientras hay empresarios que invierten en terrenos allí, en el nuevo parque es mucho más difícil encontrarlos. Sin subvenciones sería prácticamente imposible.

El alcalde, Manuel Antelo, explica que actualmente hay dos licencias concedidas, una a Pan Ignacio, que está ya en obras, y otra a Frutas Salgado, que pronto podría empezar. Otra más estaría a punto de firmarse.

El parque arranca, pero hay sitio no para cuatro, sino para un centenar o más de compañías.

«Houbo momentos nos que se falou de Vilaseco como o lugar máis indicado para o polígono, máis centrado, máis cerca de Muxía», dice el regidor, quien considera que, en su opinión, ese hubiera sido el lugar indicado para hacerlo, y no donde está. «Pero agora non se pode desfacer o xa feito», apunta. Toca tratar de ponerlo a funcionar cuanto antes.

dos superficies empresariales en un municipio