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Las lluvias llegan justo en el peor momento para la agricultura

X. Ramón Alvite RIBEIRA / LA VOZ

AGRICULTURA

alvite

El agua dejó inservible el maíz sembrado y también estropeó la hierba con la que se alimenta a los animales

10 may 2012 . Actualizado a las 07:00 h.

¿En abril aguas mil, no?, «si home si, este ano cúmprense todos. Ese, e o de cando marzo maiea, maio marcea, e o de por san Marcos, auga nos charcos. Todos, esta temporada, dos refráns da chuvia non quedou un sen cumprir, para a nosa desgraza». Esta es la resignada respuesta de un agricultor de Mazaricos cuando se le pregunta por la lluvia de estos días que, aun siendo más o menos previsible con el refranero en la mano, ha supuesto un serio contratiempo para los trabajos del campo. De hecho, en muchos casos ha inundado fincas ya plantadas con maíz, que tendrá que ser resembrado con el consiguiente coste que ello supone, además de arruinar muchas parcelas de hierba, tumbando toda la planta y dificultando su ensilado.

Y es que la tierra pedía agua pero no tanta, ni tan a destiempo. Tal y como comentan los propios profesionales. «Cando tiña que chover estiveron uns días de sol coma no verán e agora que xa tiña que empezar o bo tempo atopámononos con tres semanas de chuvia intensa que nos fixo perder moitos cartos», coinciden en señalar en la entrada del dispensario médico de A Picota dos profesionales de la zona. Para ellos hablar del tiempo no es un tema recurrente al que se acude cuando no hay otro, sino que es, estos días más que nunca, lo que realmente más les preocupa. «Neste mes fanse as dúas tarefas máis importantes do ano, recoller a herba e sementar o millo. Como para non estar preocupados», se justifica uno de ellos.

Trabajos alterados

Las intensas e incesantes precipitaciones de las últimas semanas han impedido segar la hierba que se deja fermentar bajo una lona plástica y sirve de comida para los animales durante todo el año.

Del mismo modo, el retraso en el ensilado de este forraje también afecta a los trabajos de plantación del maíz que se lleva a cabo en las mismas fincas. El hecho de que el grano vaya tarde redunda en un menor desarrollo de la planta y, por tanto, en una menor cantidad del cultivo que se recogerá en septiembre u octubre, si todo va bien. «Se non hai millo suficiente, temos que recorrer ao penso e aos cereais, que van a uns prezos prohibitivos», comenta el sufrido agricultor. «Temos que apurar e facer o traballo canto antes. O que pasa é que as leiras están tan molladas que haberá que esperar uns días a que sequen porque senón a maquinaria nin sequera poderá entrar».

Esperar el calor

También tendrán que esperar a días de calor intenso quienes ya sembraron maíz. Solo así sabrán si la planta resistió la humedad o, por el contrario, tendrán que trabajar el terreno y volver a gastar los 300 euros que cuesta sembrar cada hectárea.

En fin, que nunca llueve a gusto de todos y nunca llovió que no escampara. Aunque maldita gracia hagan, estos días, los refranes a los agricultores barbanzanos.