El PP, Nixon y el elefante de Lakoff

Gonzalo Bareño Canosa
Gonzalo Bareño MADRID / LA VOZ

GALICIA

Pilar Canicoba

Para sobrevivir políticamente, de aquí a las generales los populares deben mostrar mucha más firmeza contra la corrupción para sustituir ese marco político por el de la recuperación económica

02 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

¿Puede sobrevivir el PP repitiendo hasta las elecciones generales el discurso de que ni uno solo de sus dirigentes, excepto Luis Bárcenas, conoció nunca la contabilidad paralela del partido? En Génova, donde se ha construido ese relato, están convencidos de que sí. Otros líderes populares creen sin embargo que esa estrategia no es viable y que hay que empezar a modificarla, acotando las responsabilidades. Consideran quienes así reflexionan que es factible salvar a Rajoy, porque creen en su inocencia, pero que en el bote salvavidas no pueden entrar todos, porque entonces el barco se hunde. Alguien debe saltar por la borda. En esa clave cabe entender el matiz que establece Feijoo cuando le dice a La Voz de Galicia que pudo haber actos «reprochables desde el partido, pero no desde el Gobierno».

El PP necesita imperiosamente romper cuanto antes lo que el catedrático de Lingüística de la Universidad de Berkeley (California) George Lakoff denomina el marco, que en este momento es la corrupción, y está claramente dominado por Podemos. Según Lakoff, quien impone el marco tiene ganada la partida política. Para explicar a sus alumnos el poder del marco, Lakoff les pedía que no pensaran en un elefante. Inevitablemente, la palabra «elefante» se imponía y ganaba el marco. Por más esfuerzos que hicieran los estudiantes, todos pensaban en un enorme elefante, sin poder quitárselo de la cabeza.

O el PP impone su propio marco, el de la recuperación económica, o está perdido. Y eso pasa por laminar a todos los corruptos de su propio partido y acabar con cualquier sospecha de connivencia, no por atacar a sus rivales de corruptos, algo que solo sirve para mantener el marco de la corrupción. Es obvio que a Podemos le hace la daño la flagrante contradicción entre su discurso de la casta y el nada ejemplar comportamiento fiscal de sus dirigentes. Pero esa no es la guerra que le interesa al PP, porque supone aceptar la agenda de la corrupción, en la que, con el caso Gürtel sin depurar, tiene las de perder. El problema se agrava para el PP por el dato terrible de que, de los diez meses que faltan para las generales, España estará dos meses en campaña electoral, sumando los quince días de la campaña andaluza, los quince de las municipales, los quince de las catalanas y los quince de las propias generales. Uno de cada cinco días estaremos en campaña.

Escoger a Podemos como único enemigo bajo el marco de la corrupción es suicida para el PP, al que lo que le interesa es debatir con el PSOE de economía. Rajoy debe comprender que, como señalaba Lakoff en su libro No pienses en un elefante, Nixon no perdió la presidencia por el escándalo Watergate. La perdió porque apareció en televisión diciendo lo siguiente: «No soy un chorizo» (I´m not a crook). Eso supuso su perdición, porque aceptó así el marco impuesto por sus rivales. Culpable o inocente, los votantes le asociaban irremediablemente con un chorizo por haber utilizado esa palabra. Sea verdad o mentira, Mariano Rajoy no puede pasarse diez meses repitiendo que no es un chorizo. Y, para matar al elefante de la corrupción y conseguir imponer el marco de la recuperación económica, necesita sacrificar piezas.

El renacimiento político de José Blanco en Bruselas

Hubo quien creyó que iba al Europarlamento como un elefante al cementerio. Pero José Blanco no parece dispuesto a tirar tan pronto la toalla política. El exministro no solo se encuentra cómodo en Bruselas, sino también hipermotivado. De hecho, Blanco es con mucho el eurodiputado español más activo y ocupa el tercer lugar en el ránking entre los 751 miembros de la cámara. Entre los españoles, le siguen la socialista Eider Gardiazabal, en el undécimo puesto, e Izaskun Bilbao, del PNV, en el decimotercero. A la cola, tres representantes del PP: Pablo Zalba, Pilar del Castillo y Carlos Iturgaiz. Este último es el 738 de entre 751. Pablo Iglesias es el 274.

CiU delira a costa del AVE

La campaña de CiU para paralizar el AVE a Galicia y desviar esos fondos hacia Cataluña es ya cuento largo. Pero el delirio de esgrimir en el Congreso supuestos informes de los tribunales de cuentas de Francia y Portugal que cuestionan la rentabilidad de la alta velocidad, así en general, dejó perplejos al resto de grupos políticos. Si el diputado Pere Macías hubiera mostrado la misma creatividad argumental hace doce años, el Estado se habría ahorrado los 10.000 millones de euros que les ha costado todos los españoles el AVE a Cataluña.

La decadencia de Beiras angustia ya a sus seguidores

La ola de entusiasmo que supuso en determinados sectores de la sociedad gallega el regreso de Xosé Manuel Beiras a la política se desmorona. El fracaso del proyecto de AGE, reconocido por el propio Beiras, y sus últimos exabruptos, como el de desear a Feijoo y a la conselleira de Sanidade, Rocío Mosquera, que contraigan la hepatitis C, confirman una decadencia inexorable. La situación llega a tal extremo, que algunos de sus más conspicuos admiradores, tanto en la política como en los medios de comunicación, reclaman ya que alguien le sugiera al viejo profesor que ponga fin de una vez fin a su carrera política con la dignidad que merece su pasado.