Agricultura de precisión, cartografía o vigilancia son solo el comienzo para un sector emergente, el de los aviones no tripulados para uso civil, que ya crea empleo en Galicia
01 feb 2015 . Actualizado a las 05:00 h.La constructora Ferrovial se acaba de comprar un dron para inspeccionar terrenos y hacer seguimiento de obras. Amazon ensaya la utilización de vehículos aéreos no tripulados para labores de reparto; y el canal de noticias CNN ya los prueba para grabar y transmitir noticias.
Son solo tres ejemplos de las múltiples posibilidades de negocio que ofrece esta tecnología en plena ebullición, aunque, según explica Manuel Oñate, presidente de AERPAS, la Asociación Española de RPAS -aviones no tripulados, por sus siglas en inglés, remotely piloted aircraft systems-, «el verdadero negocio estará en la prestación de servicios, que abarca muchos ámbitos, más allá de las conocidas funciones de vigilancia y seguridad».
Según los informes que maneja esta patronal, Bruselas prevé que en una década la fabricación de drones civiles acapare el 10 % de la facturación del sector aeronáutico, lo que supone un volumen de negocio de unos 15.000 millones de euros anuales, y la creación de 250.000 empleos para el 2050.
Los aviones no tripulados tienen un potencial de mercado para uso civil que explica el bum que está viviendo esta industria emergente en todo el mundo. También en Galicia.
Empresas pioneras
Cartogalicia empezó en el sector hace diez años. «Al principio la gente se reía. Nos decían: ?cómo vais a trabajar con ese juguete?. Pero las cosas han cambiado mucho. El término dron ya ha sido aceptado por la Real Academia», afirma Marcos López, gerente de esta empresa.
Cartogalicia se diferencia de otras empresas del sector que compran los aparatos en que desarrolla sus propias plataformas aéreas. Actualmente trabaja en un proyecto con el CDTI (Centro para el Desarrollo Tecnológico Industrial) y Televés, presupuestado en 1,6 millones de euros, para implementar una plataforma propia con intención de comercializarla para servicios de cartografía, agricultura de precisión -control de plagas y enfermedades o medición del nivel hídrico de una cosecha- o labores de vigilancia y seguridad.
La compañía opera actualmente con cinco drones, cuenta con clientes en España y Sudamérica y, en breve, tiene previsto extender su negocio a Dubái.
¿Qué hay que hacer para contratar un dron? ¿Cuánto cuesta? La legislación española es muy reciente y todavía provisional, pero por norma no existe servicio de alquiler, sino que cada empresa realiza el servicio contratado con personal formado para pilotar los aparatos. Respecto al coste, Marcos López pone un ejemplo: «Supongamos que el cliente quiere hacer un estudio de agricultura de precisión de un viñedo de 500 hectáreas. El vuelo y la interpretación de los datos recabados a través de infrarrojos rondará los 1.500 euros», explica. «Hay muchas posibilidades, por eso están surgiendo empresas como setas y van a seguir apareciendo», afirma el gerente de Cartogalicia.
Aquilino Abeal es director de Aeromedia, una firma de Oleiros (A Coruña) especializada en fotografía y vídeo aéreo para empresas, cine y televisión. «Todo comenzó por mi afición al aeromodelismo. Cuando le pones una cámara a un avión te das cuenta de las enormes posibilidades que tiene», cuenta el empresario.
Entre sus últimos trabajos figuran escenas para la serie Cuéntame, que se emitirán este mes, o la toma de imágenes de seguimiento de obras de OHL, Acciona o Ferrovial. Actualmente cuenta con cinco drones, algunos de elaboración propia, y otros ensamblados con piezas compradas. Aeromedia está en pleno proceso de expansión a través de la fórmula del franquiciado, con un total de nueve proyectos.
En el campo de la imagen trabaja también Porriño Producciones. Sus socios, Pablo Espinosa de los Monteros y Luis Rodríguez, montaron la compañía hace más de una década y desde hace cuatro años operan con vehículos aéreos no tripulados. La empresa es proveedora oficial del grupo público Navantia, para el que está trabajando en estos momentos haciendo un seguimiento exhaustivo de todo el proceso de construcción del buque-hotel encargado por Pemex que se fabrica en Ferrol. Otro de sus últimos trabajos más relevantes fue la grabación del embarque del portaaviones Adelaide en Vigo. «A día de hoy se puede volar en muy pocos sitios, falta seguridad legal, tenemos trabajos parados a la espera de que se apruebe ya la nueva legislación», explica Pablo Espinosa.
El grupo empresarial coruñés IFFE también se ha embarcado en la aviación no tripulada a través de la sociedad Dronlife, una filial orientada al uso civil de esta tecnología con la finalidad de «mejorar la calidad de vida de las personas», según explica la compañía.
El nombre de la sociedad proviene de un proyecto que IFFE patrocina y con el que un grupo de estudiantes de la Escuela Universitaria de Diseño Industrial de Ferrol han conseguido llegar a la final del concurso internacional que el Gobierno de Emiratos Árabes Unidos ha convocado en Dubái para este mismo mes.
Traslado de órganos
El proyecto recoge la aplicación de drones en el sector sanitario para una mayor celeridad en el traslado de órganos para la realización de trasplantes.
Alrededor de una treintena de empresas están ya acreditadas en Galicia para operar con drones, un sector que, además, está generando una importante demanda de empleo cualificado para manejar estos aparatos.
La Comisión Europea, que está trabajando para integrar los aviones no tripulados en el espacio aéreo comunitario en el 2016, reconoce la «dificultad de predecir el potencial» del sector, aunque recuerda que en Francia, país que reguló el uso comercial en el 2012, el número de operadores pasó de 86 a 400 en poco más de un año.