Erri de Luca reivindica la rebelión

H. J. PORTO REDACCIÓN / LA VOZ

CULTURA

BENITO ORDOÑEZ

El escritor italiano, juzgado por instar al sabotaje de la obra del TAV Turín-Lyon

29 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

La imagen del escritor napolitano Erri de Luca (1950) que el lector atesora es la del hombre que construyó su casa, con esas grandes manos callosas de trabajador, albañil o camionero. No son las manos de un pianista pero sí las de un gran poeta, el que ha labrado su obra con los surcos de su propia memoria y la del siglo XX, las del monje que se mueve entre el (cuasi) voto a la pobreza y el culto a la montaña -o al montañismo-, y en cuyos ojos claros aún brillan los anhelos del audaz joven sesentayochista y comprometido militante de la extrema izquierda.

Así resulta extraño verlo sentado en el banquillo de los acusados, en Turín, juzgado por su oposición a la construcción de la línea de tren de alta velocidad Turín-Lyon, y por haber declarado públicamente que dichas obras han de ser saboteadas. Ayer se justificó y reivindicó su derecho a rebelarse: «¡El verbo sabotear es noble! Hasta Gandhi lo empleó», recordó el autor de Los peces no cierran los ojos.

La demanda partió de la constructora gala LTF, pero el fiscal Andrea Beconi apoya la denuncia porque, sostiene, De Luca usó sin ambigüedad la palabra sabotear e invitó a la destrucción de bienes, delito tipificado por ley. «No cuestiono la libertad de expresión, pero la ley fija límites. Incitar a cometer un delito, el sabotaje, es uno de esos límites», adujo. Tesis ratificada por el abogado de la empresa, Alberto Mittone: «Los delitos se cometen tanto con la palabra como con los actos».

Indignado (su alma de alpinista confluye con la del viejo activista de izquierdas), De Luca defendió ayer su derecho a exponer libremente su opinión contra una obra que agrede el paisaje y el medio ambiente de sus queridos Alpes, por la generación en las perforaciones de túneles de polvo con un alto contenido de uranio y amianto.

«¡Que me presenten a todas esas personas que he incitado a sabotear y a cometer delitos! ¿Dónde están?», clamó De Luca ante la prensa, según recoge AFP, y también ante un nutrido grupo de personas que lo respaldaron ayer en Turín con carteles con el lema Je suis Erri (entre ellos, el movimiento No TAV, que el día anterior sufrió un duro golpe tras la condena a 47 activistas a penas de entre 2 y 4 años de cárcel por atacar un tramo de las obras). La Fiscalía presentará testigos al objeto de demostrar que el escritor forma parte de No TAV.

«Lo que decía y pensaba Erri en los años 70 no debe contar en este proceso», arguyó el letrado de la defensa, Gianluca Vitale, que reprobó: «Este es un juicio contra la libertad de expresión». De Luca explica su injusta situación («me arriesgo a una pena de entre 1 y 5 años de prisión»), su obligación de dar voz a la comunidad indefensa y su derecho a emplear libremente la palabra sabotear, «de múltiples sentidos», en su libro La palabra contraria, que publica Seix Barral el próximo martes.