Desbandada en Grecia

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

ECONOMÍA

ALKIS KONSTANTINIDIS

Los inversores recrudecen el castigo sobre la bolsa y la deuda helenas tras la formación del nuevo Gobierno y la adopción de las primeras medidas

29 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

Una cosa es imaginar por dónde pueden ir los tiros y otra bien distinta oír las balas silbando a tu alrededor. Y, abierto el fuego, lo más prudente es salir corriendo y ponerse a cubierto. Pues eso precisamente es lo que han hecho los inversores con intereses en Grecia, a los que los activos helenos les queman ahora en las manos. El lunes, con la victoria de Syriza todavía caliente sobre las mesas de operaciones, iniciaron la huida. Sin prisas. Un día después, conocidas ya las caras del nuevo Ejecutivo, de marcado carácter antitroika, aceleraron el paso. Y ayer, día de estrenos: primer Consejo de Gobierno, primer discurso de Tsipras y primera hornada de medidas, llegó la desbandada.

No hay más que echar un vistazo a las huellas que dejó la estampida en el parqué y la deuda helenos para hacerse una idea de la velocidad a la que corrían. Despavoridos iban.

La Bolsa se hundió un 9,2 % y la rentabilidad del bono a diez años a punto estuvo de tocar el 11 %, lo que llevó en volandas a la prima de riesgo más allá de los mil puntos. Niveles en los que ya se había movido a comienzos de mes, pocos días después de conocerse que habría elecciones el 25, con Syriza encabezando las encuestas y las filtraciones germanas sobre una posible salida del euro -en caso de victoria de la izquierda radical- planeando en el ambiente. Nada que ver, en cualquier caso, con los 3.500 puntos de la primavera del 2012, antes del primer rescate. La desbandada es todavía mayor en la deuda a corto plazo, con la rentabilidad del bono a tres años por encima del 16 % y el rendimiento a cinco sobre el 13 %. Todo un disparate.

Tsipras dijo ayer que entre sus prioridades está la de llegar a un acuerdo para reestructurar la colosal deuda. Y se refirió a «una solución justa y viable que beneficie a todos». Nada más concretó el primer ministro. Demasiado poco para los mercados, alérgicos a la incertidumbre.

Algo más de luz arrojó el primer Consejo de Gobierno sobre el capítulo de las privatizaciones. No van a seguir adelante con las que vayan en contra de objetivos sociales, lo que implica frenar de «manera inmediata» las de las eléctricas, los puertos y los aeropuertos. Una medida que supo a cuerno quemado en la Bolsa de Atenas, donde, en cualquier caso, los bancos volvieron a ser los más castigados por la oleada de ventas. Tanto que en tres días han perdido prácticamente la mitad de su valor. No en vano, son los más vulnerables. Dependen del grifo de liquidez del BCE. Y si las cosas se tuercen -no hay acuerdo sobre la deuda-, Mario Draghi lo cerrará.

 

 

Fuga de depósitos

 

Calculan en Citi que en diciembre salieron unos 3.000 millones de euros de los bancos, la mayoría a través de transferencias de grandes empresas. En lo que va de enero otros 8.000 han puesto pies en polvorosa. Esta vez en efectivo, de la mano de particulares por el temor a un posible impuesto sobre los depósitos. O lo que es peor, un corralito al estilo de Chipre. El miedo es libre.

De acuerdo con los cálculos de Bloomberg, el ritmo de retirada de fondos «está siendo mayor que en mayo del 2012», cuando Grecia fue rescatada por primera vez.

La banca griega vale en bolsa prácticamente la mitad que antes de las elecciones