El armario de primavera, bucólico

maría piñeiro REDACCIÓN / LA VOZ

SOCIEDAD

Valentino, Saab y hasta Gaultier siguieron la tónica general de este año en la Alta Costura con propuestas llenas de ligereza, movimiento y flores

29 ene 2015 . Actualizado a las 05:00 h.

El ambiente que se respira en los desfiles de Alta Costura en París es tan bucólico que en cualquier momento puede haber un desmayo entre el público. Ayer salieron a la pasarela los pesos pesados y todos, en mayor o menor medida, se dejaron llevar por un ambiente rebosante de ligereza, movimiento, feminidad y flores, muchas flores.

El libanés Elie Saab inauguró el día con un homenaje a su tierra, Beirut, y manteniendo la esencia de su maison, dotó a los vestidos de una capacidad sorprendente para fusionarse con el cuerpo de las modelos. La capital del Líbano fue en otro tiempo llamada la Suiza de Oriente por su riqueza, glamur y fusión de culturas, y Saab hizo bueno este cosmopolitismo sobre la pasarela del teatro nacional de Chaillot, profusamente decorada con árboles. Saab imprimió y bordó tulipanes en su colección en recuerdo del estampado de un vestido de su madre que despertó en él la curiosidad por el oficio, y añadió las piezas que hacen a sus vestidos evocadores de la riquezas orientales: plumas, encajes, perlas, lentejuelas, plumetti, volantes y pétalos de flor. Su novia, con abultada falda estampada y bordada, parecía pertenecer al catálogo de Stephane Rolland.

Riqueza delicada

Los diseñadores italianos Maria Grazia Chiuri y Pier Paolo Piccioli firmaron para Valentino una colección en sintonía con sus últimas propuestas: tejidos ligeros, ricos y delicadamente bordados, con un inconfundible sabor bizantino y la elegancia que siempre reserva esta marca, y cuyo fundador solo sigue desde las revistas. Aire ruso en las tonalidades rojizas que fueron dejando paso a los volantes de encaje y a los recubrimientos de brillantes. Todo estructurado: chalecos, corsés y corpiños, cuellos como golas simplificadas, capas y chaquetas. Y frases de amor sobre modelos con flores, nubes y, por supuesto, corazones. También hubo terciopelo, inspiración onírica, estrellas y rombos.

Vistosa también fue la colección de los alemanes Viktor Horsting y Rolf Snoeren (Viktor&Rolf), que exploran los extremos del diseño, en este caso el volumen desmedido y divertido de una colección muy primaveral y algo loca, donde las flores y el cancán competían con el latex. Y si el cuerpo estaba envuelto en tules y hasta plantas, la cabeza llevaba tocados salidos de la Provenza, con sombreros de espigas. Ellas se convirtieron en exuberante flores adornadas, cómo no, con los lazos de la marca.

Y para recuperar algo del estilo más Haute Couture, ayer también desfiló Gaultier. Verso suelto donde los haya, el modisto, plenamente centrado en la Alta Costura tras haber abandonado el pret-a-porter, optó por darle la vuelta al desfile: ¿No terminan todos con vestidos de novia? Pues Jean Paul hizo una colección solo de novias, aunque novias Gaultier. Las hizo de todas las formas y gustos -«defiendo todas las formas de matrimonio, de todas las edades y el número de veces que se quiera», dijo- y así fue: tafetán, raya diplomática, transparencias y hasta tela vaquera. En la grada, Catherine Deneuve, Carla Bruni-Sarkozy, Dita Von Teese y Conchita Wurst. Ecléctico en el escenario y en la platea.