Los Enemigos viajan a Santiago a través de la máquina del tiempo

Francisco Balado Fontenla
fran balado SANTIAGO / LA VOZ

SANTIAGO CIUDAD

Jorge Riveiro

El público que llenó la Capitol experimentó un viaje hasta los noventa

16 dic 2012 . Actualizado a las 15:47 h.

Es sencillo salir a torear cuando tienes la puerta grande garantizada. Santiago de Compostela es la ciudad capaz de aglutinar a más seguidores de Los Enemigos por metro cuadrado. Siempre ha sido un feudo, aún lo es y, tras lo vivido el jueves, lo seguirá siendo. Por ello, con cualquier actuación decente, sin la necesidad de asumir grandes riesgos, con un par de guiños al público entre canción y canción, el éxito, la puerta grande, es una realidad.

Han pasado tantos años desde la última ocasión que incluso con muy poco hubiese sido suficiente para saciar tanta sed. Pero nada más lejos. Los Enemigos escaparon del conservadurismo. Destilan nobleza, y en su regreso volvieron a demostrarlo. Están en una forma envidiable.

¿Eres tú John Wayne?

Josele Santiago, Fino Oyonarte, Chema Animal Pérez y Manolo Benítez desembarcaron en la capital gallega al ritmo de John Wayne. Ahí arrancó una fiesta que se prolongó durante dos horas. Ofrecieron una amplia y cuidadísima selección de canciones. Desde los himnos Desde el jergón, Septiembre o La cuenta atrás, pasando por La carta que no, El fraile y yo, Ná de ná o Paracaídas, hasta jugosos temas que siempre han permanecido más ocultos sobre el escenario como Clonaciones S. A.

El público, la afición y la hinchada que llenó la Capitol, experimentó un viaje en el tiempo hasta los noventa. Solo desentonaba el kilo por año que ganó Josele desde entonces. El ritual fue el de siempre: a la entrada se vendían las míticas camisetas de la raspa y el porrón eléctrico, se cantó el Miudiño a viva voz, Pablo Novoa mostró su elegancia en No amanece en Bouzas y La otra orilla, corrieron las cervezas y el grupo regaló un doble bis.

Como un matrimonio que no ha perdido la pasión y que llevaba más de una década sin encontrarse. Es lo de siempre. Es como siempre. Pero así es como le gusta a Los Enemigos y así es como lo disfruta su público compostelano. Y resulta mágico. Tanto, que muchos se marcaron el viernes un doblete.