También hay Sol en el Rossio

Manoli Sío Dopeso
M. sío dopeso LISBOA / ENVIADA ESPECIAL

INTERNACIONAL

Jóvenes portugueses irrumpen con acampadas en la campaña

01 jun 2011 . Actualizado a las 19:35 h.

Pedro Salgueiro lleva 12 días acampado en la plaza del Rossio, en el corazón de Lisboa. Todo empezó por responder a un twitt que hace un par de semanas convocaba la primera concentración ante la Embajada de España, en apoyo al movimiento 15-M. Ahora es uno de los líderes de acampadalisboa, una corriente que empieza a canalizar tímidamente el descontento de los jóvenes portugueses, y que corre el riesgo de desaparecer del mapa por falta de capacidad de convocatoria diaria, aunque ayer la asamblea de las 19.00 horas consiguió llenar la plaza.

«Queremos que este sábado haya una jornada de reflexión multitudinaria en las calles. Estamos aceptando un sistema equivocado y es el momento de que se nos escuche», dice. Su discurso estereotipado de Sol o plaza de Catalunya introduce elementos subversivos propios de la coyuntura contra la intervención del FMI en la economía del país, una situación que empeora las perspectivas de futuro.

Reflexión en la calle

Al igual que en España, no se declaran apolíticos. «No pedimos a la gente que se abstenga. El que quiera que vaya a votar este domingo, pero nada va a cambiar por esa vía», asegura Hugo Batista, un estudiante de Arte Dramático que comparte colchón y manta en el Rossio con sus colegas de la «generaçao à rasca» (generación a la intemperie), surgida, aunque sea por mimetismo, del más profundo descontento. Motivos hay y de sobra.

A pocos metros, en el Instituto Portugués da Juventude, un grupo de chicas hacen cola para apuntarse a cursos de formación. «Acabamos Magisterio, pero el Estado no convoca plazas públicas este año y no hay oferta de trabajo», cuenta Vanessa, de 21 años. Asegura que no va a votar. «No entiendo de política, creo que no gobiernan para la gente como nosotros», dice con timidez. Inés, también de 21 años, está pensando en marcharse, como lo hizo su hermano, que acabó el año pasado Ciencias Químicas y está trabajando en Londres de camarero mientras aprende inglés. «Yo me iría a Angola o a Brasil, muchos se están yendo», afirma.

Portugal, el país más pobre de Europa occidental, está produciendo la generación mejor cualificada de su historia gracias a fuertes inversiones en educación pero, al igual que en España, los jóvenes son el colectivo más afectado por el desempleo (más de 35.000 parados tienen una carrera universitaria, según el INEM portugués).

Los licenciados portugueses tardan más de un año en encontrar el primer empleo, y tienen aún más dificultades que las personas que hayan concluido el 9.º año o la Enseñanza Secundaria.

Promesas electorales al margen, la alternativa más real es salir del país. Según el Observatorio de la Emigración, organismo público de reciente creación, Portugal cuenta actualmente con 2,3 millones de emigrantes nacidos en el país, es decir, una quinta parte de su población. Los datos de este centro revelan que la mayoría desean marchar a otro país europeo, aunque son numerosos los que se decantan por la posibilidad de expatriarse en Angola, antigua colonia en plena reconstrucción y donde viven ya 90.000 portugueses. A falta de datos oficiales globales, es difícil conocer la amplitud de esta nueva oleada de emigración y varía, según las fuentes, entre 50.000 y 100.000 nuevos emigrantes cada año.