Rusia decapita a Al Qaida en el Cáucaso Norte

Colpisa

INTERNACIONAL

El turco Doger Sevdet, que acababa de ponerse al frente del aparato de financiación de la guerrilla islámica, fue aniquilado por los servicios secretos.

04 may 2011 . Actualizado a las 23:41 h.

El nuevo emisario de Al Qaida en el Cáucaso Norte, el turco Doger Sevdet, apenas había tenido tiempo de ponerse al frente del aparato de financiación de la guerrilla islámica en territorio ruso. El martes fue abatido en Chechenia en el curso de una operación conjunta de los servicios secretos rusos y fuerzas especiales del Ministerio del Interior. Su predecesor, el saudí Haled Yusef Mohamed, fue aniquilado el pasado 21 de abril durante un operativo idéntico llevado a cabo también en la conflictiva república norcaucásica.

En ambos casos la información fue difundida por el Comité Nacional Antiterrorista de Rusia (NAK), uno de cuyos portavoces declaró a las agencias rusas que el terrorista turco eliminado «llegó al Cáucaso en 1991 desde el desfiladero de Pankisi en Georgia». Entre los insurgentes chechenos se le conocía con el nombre de Abdullá Kudr y «tenía a su cargo el control y distribución de los fondos llegados desde el extranjero» para mantener engrasada la actividad de las células terroristas.

Sevdet tenía 34 años y, según el NAK, tomó parte en la organización de numerosos atentados. Fue uno de los enviados por Osama Bin Laden para ayudar a los separatistas chechenos a lograr la independencia y establecer en la región el «gran emirato del Cáucaso». Tanto Sevdet como su antecesor saudí estaban estrechamente vinculados al checheno Doku Umárov, líder de la guerrilla chechena y cerebro de los principales atentados terroristas cometidos en Rusia en los últimos años. Entre las acciones reivindicadas por él se cuentan el atentado del pasado enero en la terminal de llegadas internacionales del aeropuerto moscovita de Domodiédovo, que causó 37 muertos, y el doble ataque suicida en el metro de Moscú de marzo del 2010 con un balance de 40 víctimas.

Tanto el Kremlin como el Ministerio de Exteriores ruso reaccionaron el lunes con satisfacción a la noticia de la muerte de Bin Laden, subrayando el hecho de que el éxito de Estados Unidos demuestra que «el castigo termina ineludiblemente alcanzando a todos los terroristas». Moscú aprovechaba la ocasión para pedir una vez más a la comunidad internacional un reforzamiento de la cooperación antiterrorista. El NAK, precisamente, hizo referencia a la «valiosa ayuda» recibida del exterior, gracias a la cual se pudo dar con la guarida del representante de Al Qaida en el Cáucaso Norte. A finales de marzo, las fuerzas rusas desplegaron en Ingushetia, fronteriza con Chechenia, un inmenso dispositivo, en el que se empleó incluso la aviación. Perecieron en total 17 rebeldes, entre ellos algunos cabecillas y el médico de Umárov. Al parecer, se trataba de un campamento de adiestramiento para terroristas suicidas, según el método de Al Qaeda.

Pese a los avances en la estrategia antiterrorista, el Cáucaso Norte sigue siendo un auténtico volcán. Este miércoles en Daguestán, república también fronteriza con Chechenia, perecieron dos policías en sendos ataques de extremistas islámicos.