Brasil amarga la gira a Obama

Colpisa

INTERNACIONAL

La decisión de atacar Libia durante su visita a la presidenta Rousseff para recomponer las relaciones desata las críticas de la mandataria.

27 mar 2011 . Actualizado a las 04:21 h.

El destino quiso que fuera Brasil, más precisamente el palacio de Planalto en la capital, desde donde el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, diera el visto bueno a la intervención militar sobre Libia. Fue durante la entrevista privada con su homóloga brasileña, Dilma Rousseff, cuando el mandatario afroamericano ordenó «proceder», profundizando así al máximo las contradicciones que crecen entre Washington y Brasilia.

La visita a Brasil marcó el clímax de la gira de Obama por Latinoamérica, que lo llevó también a Chile y El Salvador. Y es que mientras el gigante sudamericano sigue dando pasos a favor de democratizar las relaciones internacionales, EE_UU, que no puede negar el peso de este nuevo actor global, vuelve a recurrir a la fuerza militar en un país extranjero.

Para Rousseff, que lleva menos de tres meses como presidenta, ser testigo de la orden de atacar a las fuerzas de Muamar Gadafi fue un trago amargo. Sobre todo cuando la idea de Brasilia era recuperar la relación bilateral que había quedado maltrecha durante la gestión de Luiz Inacio Lula da Silva. Si bien en un principio Obama había manifestado admiración por Lula, la relación se enfrió a causa de las diferencias en torno al golpe de Estado en Honduras, y se tensionó más aún cuando Brasil y Turquía intentaron una solución dialogada a la crisis del programa nuclear de Irán que no tuvo el respaldo de Washington.

Con Rousseff parecía que ambos países volverían a acercarse, pero la actuación en Libia, lejos de contribuir a un entendimiento, agudizó la tensión y dio argumentos a Brasil para defender su derecho a hacer oír la voz de los países que no avalan intervenciones militares como forma de resolución de los conflictos. En este sentido, el gigante sudamericano insistió en la urgencia de que su ascenso como potencia económica se refleje en un asiento permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU desde donde pelear.

Obama llegó a Brasilia dos días después de la resolución del Consejo de Seguridad que ordenó usar la fuerza contra Gadafi para proteger a los civiles. En la votación, Brasil, que ocupa un asiento rotativo, se abstuvo junto a Alemania, China, India y Rusia, y luego se ocupó de aclarar que esa postura no implica defender al régimen del dictador magrebí. «La presidenta puso énfasis en que hay que agotar los canales diplomáticos para lograr la paz», reveló uno de sus asesores principales, Marco Aurelio García.

«Mundo antiguo»

Por eso, aun cuando procuraba el acercamiento, Rousseff no dejó pasar la oportunidad ante Obama. «Nos preocupa la lentitud de las reformas en las instituciones multilaterales que aún reflejan un mundo antiguo», describió ante su colega, y habló concretamente de reformar el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional y el Consejo de Seguridad. «No nos mueve el interés menor de la ocupación burocrática de un espacio, sino la certeza de que un mundo multilateral produce beneficios para la paz», advirtió mientras la coalición lanzaba sus misiles sobre las fuerzas de Gadafi.

Obama, siempre dispuesto a agradar, prometió apoyo. «Vamos a continuar los esfuerzos para garantizar que las nuevas realidades del siglo XXI se reflejen en las instituciones internacionales, incluyendo Naciones Unidas, donde Brasil aspira a un asiento en el Consejo de Seguridad», afirmó, y luego en la declaración conjunta expresó «su aprecio» por la aspiración brasileña.

Rousseff también exigió a Obama «relaciones comerciales más justas y equilibradas» y cuestionó las barreras que impone EE_UU a la producción brasileña de etanol, acero, carne vacuna, algodón y jugo de naranja. La presidenta lo había resumido antes de la llegada del visitante en una entrevista periodística: «¿Qué otro país tiene la reserva de petróleo que tenemos, no tiene guerra, no tiene conflicto étnico, respeta contratos, tiene principios democráticos extremadamente claros y visión del mundo tan favorable a la paz?», defendió.

Obama sabe que EE_UU está perdiendo ante China en la región, que dejó de ser su patio trasero, y las diferencias en política exterior solo aumentan la brecha. El país asiático ya es el primer cliente de materias primas de Brasil y Chile. Por eso, el líder demócrata indicó que «América Latina no es el viejo estereotipo de una región en conflicto perpetuo». «Y el mundo debe reconocer que es la región dinámica y en crecimiento que verdaderamente es», subrayó en Chile.