Ejército dispara contra manifestantes en Bahréin

AFP

INTERNACIONAL

El Gobierno saca los tanques a la calle tras una represión brutal que ya causó cuatro muertos y 200 heridos en la capital del país.

18 feb 2011 . Actualizado a las 19:15 h.

Soldados del Ejército bahreiní dispararon este viernes contra medio millar de manifestantes que se dirigían a la plaza Lulu, en el centro de la capital Manama, bloqueada por el Ejército desde ayer, como pudo constatar EFE. Al menos ocho personas han resultado heridas por los disparos del Ejército, que hasta ahora no había intervenido.

Este jueves, la policía desalojó a la fuerza esta céntrica plaza de Manama, donde durante dos noches miles de manifestantes se concentraron para exigir reformas políticas y económicas. Desde el comienzo de las manifestaciones, el pasado 14 de febrero, al menos 6 personas han muerto, cuatro de ellas ayer durante el desalojo de la plaza.

El Ejército anunció ayer que su despliegue en las calles de la capital tenía como objetivo preservar la paz social y la seguridad tanto de los ciudadanos como de los residentes en el país.

La capital bahreiní ha sido testigo este viernes de multitudinarias marchas a favor y en contra del régimen.

Estado de emergencia

El Gobierno de Bahréin sacó decenas de tanques a las calles de Manama y declaró el estado de emergencia después de que la brutal intervención de las fuerzas de seguridad dejase cuatro muertos y dos centenares de heridos entre los opositores acampados en la plaza del centro, siguiendo el ejemplo de los manifestantes de la plaza Tahrir de El Cairo.

Según los testimonios de varias personas que pasaron allí la noche y de líderes de la oposición, los antidisturbios utilizaron gases lacrimógenos, balas de goma y balas de fragmentación, y atacaron sin previo aviso, cuando muchas personas ya descansaban en el interior de las tiendas.

La intervención policial, condenada por el presidente de EE.UU., Barack Obama, que pidió al régimen que no utilice la violencia contra sus ciudadanos, dio lugar a una concentración de cientos de personas frente al hospital Salmaniya que gritaban «¡Muerte a Al Jalifa!», la dinastía suní que reina en el país.

En el plano político tuvo como consecuencia que siete partidos de la oposición, entre ellos el chií Al Wifaq, pidieran al Gobierno que presente su dimisión de inmediato. El ministro de Estado para Asuntos Exteriores, Nasar al Baharna, así como el popular activista de los derechos humanos, Abdulá al Durazi, que habían recibido el encargo de crear un comité de reconciliación nacional, abandonaron sus cargos en disconformidad con lo ocurrido.

Un portavoz militar justificó el despliegue del Ejército en la capital para garantizar la seguridad de los ciudadanos. Sin embargo, advirtió contra manifestaciones masivas en nudos neurálgicos del centro de Manama. Por su parte, el Gobierno de Bahréin justificó la represión para evitar riesgos de divisiones sectarias entre suníes y chiíes.

La mayoría de la población del pequeño reino es chií, mientras que la familia del monarca es suní. La evolución de los acontecimientos ha hecho saltar las alarmas en Estados Unidos, para el que Bahréin es un aliado clave y donde tiene estacionada a la V Flota de la Marina.