Nick Clegg, «el Judas», hunde el voto liberaldemócrata

Imanol Allende LONDRES/LA VOZ.

INTERNACIONAL

Su partido ha perdido casi la mitad de su electorado tras apoyar medidas como la subida de las tasas universitarias

19 dic 2010 . Actualizado a las 02:05 h.

En los días posteriores a las elecciones generales de mayo, cuando los británicos descubrieron ese concepto extraño y mal traducido al español de hung parliament , parlamento sin mayoría, a Nick Clegg, líder del Partido Liberal Demócrata, y llave para que tanto conservadores como laboristas pudieran gobernar, se le presentaron dos alternativas, coaligarse en el Gobierno con los tories -los laboristas se habían inmolado presentando a la reelección a Gordon Brown- o apoyar al Partido Conservador según las materias votadas. En otras palabras, apoyar al Gobierno sin ser Gobierno.

Cuántas veces se habrá arrepentido en las últimas semanas Clegg de no haber elegido esa segunda opción, en especial cuando cada manifestación estudiantil en las calles británicas significa un peldaño de descenso más en su popularidad y peor, en la previsión de voto de su formación liberaldemócrata.

Porque, que se ahorquen muñecos con su cara o que lo apoden Nick el Judas por su cambio de opinión desde que estaba en la oposición y prometió luchar contra la subida de las tasas universitarias, hasta la votación de la pasada semana cuando rogó a su partido que votara a favor de la propuesta tory de triplicar el precio de las matrículas, es quizá anecdótico y poco más que inevitable para un político que ascendió de la noche a la mañana a la cúpula del poder.

Pérdida de votantes

El problema es cuando la caída en desgracia entre el electorado es de las dimensiones a las que hacen frente estos días los lib dem . En cuestión de poco más de un mes, la formación de Nick Clegg ha perdido casi la mitad de sus votantes (fue del 46%), descendiendo en intención de voto hasta un exiguo 11%, su nivel más bajo desde 1991.

Por el contrario, los tories han aumentado un 2% hasta el 38%, y los laboristas se mantienen en un 39%.

Este resultado es catastrófico para los liberaldemócratas, ya que solo ocho parlamentarios cuentan con una mayoría en sus circunscripciones superior a los 10.000 votos.

Tal es el grado de pesimismo en la formación de Clegg que el ministro de Energía, el liberaldemócrata Chris Huhne, auguraba «dos años de inmensa impopularidad» para su partido. A su vez, el nivel de popularidad de Clegg ha descendido tanto en las últimas semanas que ya se le compara con las históricas caídas en desgracia de otros líderes políticos como el laborista Michael Foot o el nada carismático conservador William Hague. Clegg es tan impopular que en estos momentos estaría en riesgo de perder incluso la circunscripción por la que es parlamentario, Sheffield Hallam.

Tradicionalmente, el votante liberaldemócrata es más socialista que conservador, lo que queda demostrado en que más uno de cada cinco del 46% de votantes lib dem que han abandonado esta formación tienen la intención de votar al laborismo del encumbrado Ed Miliband, entre ellos el actor Colin Firth, una de las celebridades que Clegg paseó de su brazo durante la campaña electoral. El 28% de los votantes lib dem querrían que la coalición actual continuara después de las próximas elecciones, frente a un 51% que prefieren una coalición de los liberales con los laboristas.