Hollywood acaba con el encanto de «La Playa»

EFE

INTERNACIONAL

El film también levantó una gran controversia y estuvo a punto de ser prohibido en los cines tailandeses por presuntas ofensas al budismo y ofrecer una imagen del país como un edén para el consumo de drogas.

05 jul 2010 . Actualizado a las 13:32 h.

Diez años después del estreno de la película «La Playa», protagonizada por Leonardo di Caprio, ese paraje ha sido visitado por tal aluvión de turistas que aunque continúa siendo paradisíaca, ha perdido el encanto de lo inaccesible y salvaje.

El lugar, antaño remoto y cuya presencia era casi un secreto local, recibe ahora cada día a cientos de bañistas atraídos por la arena blanca y aguas cristalinas de la cala en la que se bañaba un joven y bronceado Di Caprio.

Han sido tantos los visitantes en la última década que el paraje se ha convertido en un reclamo más de Ko Phi Phi, un pequeño archipiélago situado entre la provincia de Krabi y la isla de Phuket, al sur de Tailandia.

Maya Beach, el nombre oficial de «La Playa», cuenta ya con espacios reservados para cámping, baños públicos, un camino señalizado, rutas de evacuación en caso de tsunami, cubos de plástico para tirar basura e incluso un bar que sirve a los turistas cerveza fresca para contemplar el atardecer.

Durante la estación lluviosa, los barcos de pasajeros no pueden anclar frente a la cala y los bañistas pueden revivir parte de la película caminando sobre rocas y sujetándose con cuerdas hasta que se entra a la jungla a través de una grieta en la pared de arenisca que rodea como un muro casi toda la isla.

La operación no es necesaria en la temporada alta de turismo, cuando el mar está en calma y la bahía tan llena de embarcaciones cargadas de personas que sufre auténticos atascos por el trasiego en las horas punta.

«Antes de La Playa, la gente venía a Phi Phi por su belleza, ahora todos nos visitan por la película», explica a Efe Aegatat Naweewong, guía de la agencia de viajes local Sunset Trip, que ofrece salidas de medio día con actividades de canoa y snorkel por 450 bat (unos 11 dólares).

Naweewong recuerda con nostalgia cuando la isla era un paraíso en la tierra, pero admite que Hollywood les ha traído mucho negocio.

Lejos quedan los tiempos de cuando ecologistas, jueces, políticos y vecinos de la isla llevaron ante la Justicia a 20th Century Fox por alterar el paisaje original de la cala para ampliar la playa y plantar cocoteros adicionales.

El film también levantó una gran controversia y estuvo a punto de ser prohibido en los cines tailandeses por presuntas ofensas al budismo y ofrecer una imagen del país como un edén para el consumo de drogas.

Tras un largo litigio, el Tribunal Supremo condenó en 2006 a la productora estadounidense a pagar más de dos millones de euros por los daños al ecosistema, pero éstos fueron ampliamente superados por el tsunami que en 2004 arrasó la costa occidental de Tailandia, y la sentencia no se ha cumplido.

Muchos tailandeses creen que el maremoto limpió los pecados del rodaje, pero la mayoría opta por seguir haciendo caja.

Cuando el barco se acerca a Maya Beach, por los altavoces deja de sonar una pegadiza música reggae y los turistas empiezan a aplaudir y bailar al son de «Pure Shores», la canción del grupo británico All Saints convertido en tema de culto por la película.

El ambiente festivo se prolonga hasta arribar a la bahía, donde algunos jóvenes se llevan sus altavoces para seguir escuchando música sin que les preocupe quebrar la paz y el silencio del paraje.

Otros visitantes -más respetuosos- optan por sacar sus cámaras digitales y retratarse en álbumes de fotos que esperan serán la envidia de todos cuando regresen a Australia, Estados Unidos o Europa al terminar las vacaciones.

Sueñan con emular al protagonista de «La Playa», que abandona su vida urbana y viaja por Tailandia en busca de una cala secreta que sólo ha visto en un mapa y luego encuentra allí el paraíso terrenal comiendo pescado fresco y fumando marihuana.

«No he visto nada como esto en toda mi vida, sólo falta Leo», comenta entre risas una adolescente alemana en alusión a Di Caprio, quien antes del rodaje dijo que jamás participaría en un film que dañara el medio ambiente.