Dos viudas negras chechenas causan una masacre en el metro de Moscú

Rafael M. Mañueco

INTERNACIONAL

Las fuerzas rusas buscan a tres cómplices de las dos suicidas procedentes del Cáucaso norte

30 mar 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Dos atentados terroristas en el metro de Moscú, con un balance provisional de 38 muertos y 65 heridos -10 de ellos en estado crítico-, sembraron ayer la confusión y el caos en toda la ciudad. La ejecución del brutal ataque se atribuye a dos mujeres jóvenes suicidas procedentes del Cáucaso norte, conocidas como viudas negras.

Después de años aplicando una política antiterrorista en Chechenia de tierra quemada, que no ha escatimado vidas civiles y violado los derechos humanos, resulta que a estas alturas el tándem del primer ministro, Vladimir Putin, y del presidente, Dmitri Medvédev, continúa siendo incapaz de preservar a sus ciudadanos del terrorismo islámico.

Con los últimos años sin atentados en Moscú se había bajado la guardia. Ayer, al filo de las ocho de la mañana, en el segundo vagón del convoy que se disponía a cerrar las puertas en el andén de la estación Lubianka, en cuyo exterior se levanta la sede del FSB (antiguo KGB), una explosión acabó con la vida de la terrorista que portaba la bomba y con las de 24 pasajeros.

Unos 40 minutos más tarde, cuando Lubianka empezaba a llenarse de policías y agentes secretos, otro artefacto explotaba en la estación de Park Kulturi, situada cuatro paradas más al sur, en circunstancias casi idénticas. Una docena de personas murieron en el acto.

Ya con el aparato policial completamente desplegado en las dos estaciones, fueron cortadas todas las calles adyacentes, lo que provocó inmensos atascos, y las líneas de telefonía móvil para impedir otros posibles atentados. El resultado de ello fue más pánico, desconcierto y caos.

Desestabilización

En medio del alboroto surgieron multitud de informaciones falsas sobre más atentados. Las cotizaciones bursátiles cayeron como un plomo y en la calle se empezó a hablar de un posible intento de desestabilización del país. Eso mismo fue lo que opinó Medvédev, que visitó por la tarde una de las estaciones. El jefe del Kremlin dijo: «Seguiremos aplastando el terrorismo», y llamó fieras a los terroristas, prometiendo que «serán liquidados». Pocas horas antes, Putin ya había pronunciado la misma frase, repetida hasta la saciedad desde 1999: «Los terroristas serán aniquilados».

El director del FSB, Alexánder Bórtnikov, indicó a Medvédev que las suicidas eran con casi toda seguridad viudas de guerrilleros chechenos. Según él, los explosivos eran caseros, confeccionados con ciclonita, muy usada por los grupos islámicos en Chechenia, Ingusetia y Daguestán, y con una potencia equivalente a entre 1,5 y 4 kilos de trilita. Las suicidas fueron acompañadas antes de cometer el atentado por otras dos mujeres y un hombre barbudo. Los tres están siendo buscados por las fuerzas de seguridad rusas.

El acto terrorista más grave cometido por mujeres tuvo lugar en el 2004, cuando explosionaron en el aire dos aviones con 91 personas a bordo. Antes, en el 2003, otra kamikaze causó 15 muertos en un concierto de rock.