Pánico entre los armadores al saber de un ataque pirata en las Seychelles

INTERNACIONAL

Denuncian que el mando de la operación Atalanta no respondió ?a las alertas de que podía haber asaltos

11 oct 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La preocupación de los armadores de buques atuneros que faenan en el Índico ha subido varios grados, hasta casi rozar el pánico, tras saberse que dos embarcaciones francesas con militares a bordo han sido atacadas a tan solo 190 millas de las islas Seychelles, ya dentro de las aguas jurisdiccionales del archipiélago y a casi 600 millas de las costas somalíes. Para los empresarios, eso supone un cambio en el modo de operar de los piratas, que han mejorado sus sistemas, toman la iniciativa y van allí donde pueda haber víctimas, en lugar de, como hasta ahora, atacar a los que encontraban a su paso.

Que la tentativa de asalto se haya producido al norte de las Seychelles es altamente «preocupante». Los armadores están convencidos de que la elección del lugar no es casual. Al contrario, «ha sido una estrategia», y, al acercarse tanto al archipiélago, lo que intentan hacer los piratas es «cortar el canal de entrada y salida a las islas, donde los barcos tienen sus puertos base», señalan fuentes del sector.

Enfrentamiento

El ataque a las embarcaciones francesas se produjo sobre las cinco de la mañana, hora española. Los dos atuneros galos, el Glénat y el Drennec , que suelen trabajar en las inmediaciones uno de otro, regresaban del caladero hacia la isla de Mahé para descargar las capturas cuando de un buque nodriza, el Win Far -un palangrero asiático de 30 metros de eslora-, salieron dos esquifes con piratas a bordo que pusieron rumbo a los pesqueros.

En un principio, los militares de a bordo de uno de los atuneros emplearon artificios luminosos para repeler el ataque, pero la insistencia de los piratas obligó a que los fusileros realizasen disparos intimidatorios al aire y a la proa del pesquero. Ni siquiera así consiguieron amedrentar a los delincuentes, que respondieron con ráfagas de Kalachnikov, con lo que los militares dispararon directamente a los esquifes, según relató Christophe Prazuck, almirante del Estado Mayor de la Armada francesa. En la operación no hubo víctimas ni heridos en ninguno de los dos bandos y, horas después del enfrentamiento, los guardacostas de las islas Seychelles detuvieron a once personas en dos botes como sospechosas de haber perpetrado el asalto al Glénat y el Drennet , según Jacqueline Sherriff, portavoz de la OTAN.

El ataque de ayer es el primero que se produce contra un barco pesquero con bandera francesa desde el pasado mes de julio, fecha desde la que la docena de atuneros galos que faenan en aguas del océano Índico llevan a bordo a unos 60 infantes de marina. Uno de los atuneros atacados, el Drennat , ya había sido víctima de un intento de asalto en septiembre del 2008, cuando los piratas le dispararon una granada.

Sin zona segura

Si los piratas se han atrevido con los franceses, ya no hay «zona de protección que valga», ya «no hay lugar seguro» en el Índico. «Estamos alucinados, como para que encima nos digan que nos hagamos a la mar con una persona armada con un rifle de caza mayor para protegernos», ironiza un representante de los atuneros. Pero esa licencia no quita que estén «muy preocupados, asustados, incluso». Han trasladado esa inquietud al Ministerio de Defensa, para insistir en que se necesita protección militar a bordo de los buques, no profesionales armados con fusiles de repetición y de largo alcance.

Porque, además, la operación Atalanta no es un buen paraguas. «Llevamos más de una semana con alertas en esa zona, se lo comunicamos a Northwood -donde está el cuartel general del operativo- y no terminan de dar una respuesta». Es más, aseguran que hay una fragata griega atracada en las Seychelles «que no se ha movido a pesar de los avisos».

Atalanta sigue con su escolta al programa de protección de barcos con alimentos en el golfo de Adén y dicen «que no hay medios para atender a los pesqueros», que faenan bastante más al sur.