Obama llama ante la ONU a una nueva era de cooperación mundial

M. Gallego / M. Vidal

INTERNACIONAL

En su primer discurso ante la Asamblea tacha de ilegales los asentamientos judíos en Palestina

24 sep 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

La Asamblea General de la ONU le aplaudió fervorosamente por su determinación de prohibir la tortura y de no tolerar nuevos asentamientos judíos en Palestina. Había corrillos en los pasillos de las Naciones Unidas junto a cada pantalla de televisión, y los aplausos de los diplomáticos resonaban con estruendo en la 64 Asamblea General. Dentro hablaba el primer presidente de EE.?UU. desde Jimmy Carter que inaugura el encuentro sin deberle cuotas a la ONU, contrito por las acciones «unilaterales» de su país y «listo para abrir un nuevo capítulo de cooperación internacional».

Traía consigo el mensaje de la esperanza que le convirtió hace nueve meses en el primer presidente negro de EE.UU., Barack Obama, dispuesto a fundir el inmovilismo que ataca esa institución gris, estancada en el fracaso de sus propios sueños.

Tanto burócrata sediento de aire fresco agradeció su discurso con catorce rondas de aplausos, pero dos fueron particularmente efusivos. El que recibió al recordar que en su primer día de mandato prohibió el uso de la tortura «sin equívoco ni excepción», subrayó. El otro, aún más estruendoso, celebraba su decisión de «continuar enfatizando que Estados Unidos no acepta la legitimidad de los asentamientos israelíes» en Palestina.

Eran palabras valientes que por venir del país más poderoso sobre la Tierra contagiaron al mundo de entusiasmo, como si por fin algo pudiera cambiar. Hasta el dictador libio, Moamar Gadafi, confesaría después que «estaríamos contentos y felices si Obama pudiera ser presidente para siempre, pero mira los anteriores», recordó como presidente en turno de la Unión Africana. No hacía falta rascar mucho en la memoria para evocar las amenazas de George W. Bush, su excluyente «estás conmigo o contra mí» o sus amenazas cumplidas de descargar toda la fuerza militar del mundo contra sus enemigos.

Compartir responsabilidades

Obama declaró su entrega a la búsqueda de la paz, «que no debe limitarse a derrotar a los extremistas violentos», pero advirtió a su entregada audiencia que debe compartir responsabilidades. «Aquellos que solían reprender a EE.?UU. por actuar solo en el mundo no pueden quedarse ahora parados y esperar que Estados Unidos resuelva solo los problemas del mundo. Hemos buscado -de palabra y de obra- una nueva era de cooperación con el mundo. Ahora es el momento para que todos nosotros adoptemos nuestra dosis de responsabilidad para una respuesta global», alentó.

En un discurso que se prolongó durante 40 minutos, Obama combinó tanto optimistas palabras de unidad como duras advertencias contra los países díscolos, sin ahorrar una crítica tajante al estado actual de una ONU que «a menudo ha sido un foro para dividir en lugar de buscar puntos de acuerdo».

Al centrarse en cómo poner en marcha los cuatro pilares de su propuesta de colaboración: el terrorismo, los conflictos de larga duración, el genocidio o la proliferación nuclear, Obama lanzó una dura advertencia contra Irán y Corea del Norte, cuyos programas atómicos amenazan con arrastrar al mundo «por una peligrosa pendiente». Si ambos países continúan adelante con sus planes nucleares «tendrán que rendir cuentas».