«Las guerras de la OTAN dejaron más víctimas inocentes que la de Gaza»

Jacinto Ruiz

INTERNACIONAL

Schutz dice que las relaciones entre su país y España han superado el malestar creado por el intento de la Audiencia Nacional de encausar a altos cargos israelíes

27 jul 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

«Me gusta Galicia, pero no he venido de vacaciones, sino a mejorar el intercambio con Israel», afirma Raphael Schutz, embajador de Israel en España. «Pensamos que en períodos de crisis hay que buscar nuevos caminos. Israel tiene una economía basada en la tecnología, en la innovación, invierte un 4,7% de su PIB en I+D+i. España es un mercado más grande, sabe más que nosotros de márketing y, además, tiene la ventaja de ser puente a otros países de Sudamérica, lo que en el caso de Galicia tiene una importancia especial.

-¿En qué medida les afectó la crisis? Se dice que son los amos de la banca mundial.

-Son leyendas urbanas.

-¿Lo de la crisis o lo de la banca?

-No, lo de la banca. Israel es un país rico solo en recursos humanos. No tenemos petróleo, aunque nos rodea, y tenemos nuestra crisis. El paro ha aumentado del 7,5 al 9%, lo que quiere decir que no es tan profunda como en España, pero sufrimos como todo el mundo.

-¿Cómo están las relaciones con España después de que un magistrado de la Audiencia Nacional encausase a altos cargos de su país por crímenes de guerra?

-A nivel de Gobierno, estamos en un buen momento. Tenemos un interlocutor muy positivo en la figura del ministro Moratinos, que fue embajador en Israel. Eso me ayuda mucho porque no tengo que explicarle nada. Conoce el mapa político, las complejidades, la idiosincrasia israelí mejor que nadie. En cuanto a lo de la Audiencia Nacional, siempre hemos pensado que, bajo pretexto de la jurisdicción universal, que es un principio noble, hubo un abuso por motivos políticos. Parece que superamos ese momento delicado.

-¿Por qué Israel no ha conseguido nunca la comprensión de Europa?

-Es un tema sobre el que podríamos hacer un seminario?

-Recientemente, la Comisión Europea denunció que la política de asentamientos en Cisjordania estrangulaba la economía palestina y forzaba a sus habitantes a depender más de la asistencia extranjera.

-Los asentamientos son un tema para analizar lo que yo llamo la pereza intelectual. Tenemos una larga historia de conversaciones de paz en la región. Los primeros que llegaron a la mesa de negociaciones fueron los egipcios, con Sadat. Cuando Israel firmó la paz con Egipto en 1979 desmanteló todos sus asentamientos en la península del Sinaí y luego nos retiramos de Gaza en el 2005. Israel ha mostrado que no son un escollo, porque en el momento de la verdad, cuando hubo una situación para avanzar hacia la paz, los desmanteló. Es más difícil y menos popular debatir que el problema radica en otro lugar, como es la falta de voluntad de una parte importante en el mundo árabe y, también la sociedad palestina, para reconocer el derecho del pueblo judío de tener su propio país, Israel.

-¿Algún día reconocerán el Estado palestino y aceptarán compartir Jerusalén?

-En cuanto al Estado palestino, el 80% de la opinión pública israelí apoya la idea. Incluso el primer ministro Netanyahu, que estaba en contra de los dos Estados, ahora lo acepta. Lo de Jerusalén es complicado, pero debo mencionar que dos primeros ministros, Barak en el 2000 y el año pasado Olmert, ofrecieron a los palestinos la devolución de prácticamente todo el territorio y un compromiso en Jerusalén, y lo rechazaron.

-¿La llegada de Obama y su deseo que se siga la hoja de ruta, ha propiciado un cambio de actitud en la política israelí? ¿Hay menos violencia?

-Básicamente, sí. La hoja de ruta incluye el establecimiento de dos Estados, el israelí y el palestino, pero también habla de la necesidad de los palestinos de hacer un esfuerzo para combatir el terrorismo.

-En enero, Israel atacó Gaza y, según soldados israelíes, utilizaron a mujeres y niños como escudos humanos. ¿Tiene algo que ver con sus afirmaciones de que en todas las guerras hay víctimas inocentes?

-Es cierto, no hay guerras de lujo. La más justa es fea. En la Segunda Guerra Mundial, los aliados lucharon contra la Alemania nazi y hubo millones de muertos en ambos lados, pero más en el campo germano. En la guerra ocurren cosas terribles porque en sí misma es un fenómeno terrible. Si necesitamos comparar, en las que participó la OTAN, en los Balcanes o en Afganistán, han caído más víctimas inocentes que en Gaza y nadie ha dicho por este motivo que la guerra no tenía razón de ser.