El Líbano se juega hoy en las urnas su futuro y el de la región

Natalia Sancha

INTERNACIONAL

07 jun 2009 . Actualizado a las 02:00 h.

Los libaneses votan hoy en las elecciones parlamentarias. Como en cualquier día importante en este país, todo tipo de rumores circulan por las calles, desde un inminente ataque israelí a una guerra entre facciones. Estos son los primeros comicios libaneses que se celebran tras el asesinato en febrero del 2005 del ex primer ministro Rafic Hariri, lo que forzó la retirada de las tropas sirias tras 29 años de ocupación y dejó el panorama político dividido en dos campos. Por un lado, el bloque hoy mayoritario en el Parlamento Fuerzas 14 de Marzo, liderado por el hijo de Hariri y apoyado por Arabia Saudí y Estados Unidos. Y por otro, la oposición bajo la coalición Fuerzas del 8 de Marzo, liderada por el tándem Hezbolá y el ex general maronita Aoun, apoyados por Irán y Siria. Siguiendo un complicado sistema confesional, los libaneses deberán elegir los 128 diputados del Parlamento, de los cuales la mitad deben ser cristianos y la otra mitad musulmanes. Si en la mayoría de los distritos los resultados se conocen de antemano, la batalla es feroz en unas cuantas ciudades. Con tan solo dos escaños suníes en el Parlamento, la ciudad natal de Hariri, Saida, es considerada la «madre de las batallas», en la que política local se confunde con la regional. Un escaño irá a la imbatible Bahia Hariri, hermana de Rafic. El segundo se decidirá entre el candidato del partido Mustaqbal, de Hariri y del actual primer ministro, Fuad Siniora, contra el popular Osama Saad. Los dólares saudíes «Siniora no ha hecho nada por Saida, ni siquiera tiene una casa aquí», protesta una anciana. A pesar de que a nivel local priman los candidatos de familias notables y autóctonas, Siniora tiene muchas posibilidades de ganar porque es el candidato no solo del Mustaqbal, sino también de Arabia Saudí. «Los saudíes se están dando cuenta de que Hariri puede perder la mayoría en el país y por eso quieren mantener al menos el monopolio en las grandes ciudades suníes. Lo que está llevando, gracias a los dólares saudíes, a una cultura de mendigos en la que todo está en venta», nos explica un diputado libanés que prefiere permanecer en el anonimato. El viernes por la noche se cerró la campaña electoral, poniendo fin a la maquina electoral y cerrando el grifo de dólares iraníes y saudíes que han inundado en el último mes a un país de tres millones de habitantes. «Tengo dos familiares enfermos. Primero la oposición me ofreció material médico, pero luego la mayoría [por Hariri] me ofreció hacerse cargo de las facturas médicas y 3.000 dólares más». Así explica Omar Fakri cómo su voto y el de sus 65 familiares irán al mejor postor. Para los seguidores de Hariri, la campaña se juega sobre el miedo a que el Líbano se convierta en un régimen teocrático iraní. «Irán es un Estado y Hezbolá es un partido dentro de un Estado. Son escenarios muy diferentes», defiende Rima Fakri, miembro del comité político de Hezbolá. No obstante, muchos parecen olvidar que de ganar las elecciones Hezbolá no gobernará en solitario, sino en coalición con otros cristianos y suníes. Los sondeos dan la victoria a la coalición de Hezbolá, pero todo se decidirá en pocos escaños, por lo que esta noche muchos libaneses estarán en velo. Lo que no queda claro es por quién votan los libaneses: por Hariri, Hezbolá y Aoun o por Irán o EE.?UU. y Arabia Saudí.