Pakistán, chivo expiatorio fácil

Emmanuel Giroud

INTERNACIONAL

La India siempre acusa a Islamabad de apoyar a los islamistas, pero hay quienes ven intereses políticos en esas imputaciones

29 nov 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

Pakistán, acusado por la India de los ataques en Bombay, es un feudo del terrorismo islamista, lo que lo convierte en un chivo expiatorio fácil pese a estar también en guerra contra Al Qaida y ser víctima de una ola de atentados desde hace meses.

Desde los ataques del 2001 en Estados Unidos, los principales atentados -realizados o frustrados- protagonizados por islamistas en todo el mundo tienen su origen en las zonas tribales del noroeste de Pakistán.

Al Qaida y los talibanes afganos, expulsados del poder tras la ofensiva liderada por EE.?UU., reconstruyeron sus fuerzas en esa región, con el apoyo de talibanes paquistaníes.

Algunos de los autores o cerebros de los ataques de Madrid en el 2004, de Londres en el 2005 o de los proyectos frustrados contra vuelos trasatlánticos en el 2006, se entrenaron en Pakistán.

La lista de recriminaciones es larga entre ambas potencias nucleares, que han librado tres guerras desde que se independizaron de Gran Bretaña en 1947.

La India siempre ha acusado a Islamabad de apoyar, o al menos manipular, a los grupos islamistas que atentan en su territorio, y que dicen que luchan por la independencia de la Cachemira india o en defensa de la minoría musulmana, perseguida, según ellos, por la mayoría hindú.

«Hay tres grandes motivos que convierten a Pakistán en sospechoso número uno y un blanco fácil para los ataques», dice Hasan Askari, ex profesor en la Escuela John Hopkins de Estudios Internacionales Avanzados de Washington.

Vulnerable a las acusaciones

«Es una manera fácil para el Gobierno indio de desviar las críticas sobre las lagunas de sus servicios de seguridad. Además, Pakistán es conocido por acoger a grupos islamistas y a Al Qaida. Y tiene la reputación de haber utilizado a movimientos terroristas en favor de sus intereses en la región», explica.

«Esto lo hace vulnerable, pero no debe olvidarse que Pakistán es víctima de un terrorismo interno», añade.

Al Qaida y sus amigos paquistaníes decretaron en el 2007 la guerra santa a Islamabad. En respuesta, el Ejército local, aliado de EE.?UU. en su guerra contra el terrorismo, ha lanzado una vasta ofensiva contra ellos.

Otros analistas acusan a fuerzas políticas indias de utilizar a Pakistán para sus manejos internos. «Las acusaciones de Nueva Delhi solo desembocarán en una cosa: permitir a los extremistas hindúes y a los partidos que los representan movilizar a la opinión pública contra el Gobierno», estima el general retirado Hameed Gul, ex jefe de los poderosos servicios secretos paquistaníes, el ISI.

«La intensidad de los ataques en Bombay y su perfecta coordinación demuestran que no pudieron ser ejecutados sin un apoyo local», asegura un alto responsable del ISI.