La decisión de la Eurocámara fue muy mal recibida por Ecuador, cuyo presidente, Rafael Correa, anunció que impulsará un frente latinoamericano para rechazar la iniciativa, a la que calificó de vergüenza.
«No es la directiva del retorno, sino la directiva de la vergüenza, es una vergüenza lo que ha hecho Europa», dijo Correa. «Uno se siente muy impotente porque es el doble discurso y la doble moral de los países desarrollados que les exigen muchas cosas [a los emigrantes] y que se aprovecharon de nosotros», añadió. Por último, se preguntó: «¿Qué habría pasado si América Latina hubiera adoptado esa directiva con los españoles que tuvieron que salir forzosamente de su país? ¿Se imaginan cuánto sufrimiento habría causado esa directiva?».
El presidente ecuatoriano ya ha iniciado los contactos a nivel regional para lograr un frente común contra «este atentado a los derechos humanos».
Garantías insuficientes
Partidos de izquierda, sindicatos, asociaciones de jueces y oenegés criticaron la directiva de retorno, al considerar que no ofrece suficientes garantías para los derechos de los sin papeles . El eurodiputado español de IU Willy Meyer se declaró «avergonzado», para añadir: «No me reconozco en esta Europa que pretende deportar a 8 millones de personas». Iniciativa per Catalunya Verds acusó al PSOE de haber «asumido el relato de la derecha europea», y UGT consideró que es una «mala noticia para los europeos».
Para Save the Children, la normativa no protege a los menores extranjeros no acompañados y, según la asociación Jueces para la Democracia, permite de facto la puesta en práctica de un nuevo modelo de derecho penal de carácter administrativo, con «escasas posibilidades de control judicial».
Decenas de intelectuales y artistas europeos, incluidos los españoles Pedro Almodóvar, Penélope Cruz y Javier Bardem, lideran una plataforma contra la directiva.