Alemania exige castigos ejemplares para los implicados en el masivo fraude fiscal

J. C. B.

INTERNACIONAL

En el escándalo están involucrados centenares de ejecutivos y millonarios

17 feb 2008 . Actualizado a las 02:00 h.

La clase política germana expresó ayer su estupor por el alcance del escándalo de fraude fiscal destapado en Alemania y en el que se encuentran involucrados centenares de ejecutivos y millonarios, a la vez que exigió castigos ejemplares y que no haya perdón alguno para los implicados.

El escándalo estalló el jueves, cuando la Fiscalía de Bochum, en Renania del Norte-Westfalia, ordenó el registro por sorpresa del domicilio y el despacho de Klaus Zumwinkel, ya ex presidente de la empresa de correos Deutsche Post, como sospechoso de defraudar al fisco no menos de un millón de euros. Zumwinkel, que dimitió el viernes de todos sus cargos, es el primer afectado por el escándalo que acaba de destaparse y en el que los medios aventuran nuevos registros y detenciones para la semana próxima.

Los políticos consideran que el escándalo pone en entredicho la credibilidad de la economía de mercado, toda vez que muchos de sus máximos representantes podrían haber participado en la evasión de capitales y el fraude a Hacienda.

Ronald Pofalla, secretario general de la Unión Cristianodemócrata (CDU) que preside la canciller federal, Angela Merkel, afirmó que «quien, pese a tener un sueldo millonario, eluda el pago de impuestos, peca ante nuestro país», y reclamó que ni un solo involucrado quede sin castigo. Lo ocurrido «me deja boquiabierto. Gente que gana millones y no tiene suficiente. Es un caso escandaloso de avaricia», afirmó por su parte el presidente de la también gubernamental socialdemocracia alemana, (SPD), Kurt Beck.

Mientras tanto, el semanario Der Spiegel reveló ayer que las autoridades alemanas pagaron cinco millones de euros por las listas y datos bancarios procedentes de Liechtenstein que demuestran el sistemático fraude fiscal practicado por centenares de altos ejecutivos y millonarios durante los últimos años. Los datos proceden de un informante, cuya identidad se desconoce, que negoció directamente con los servicios secretos alemanes (BND). Estos depositaron la recompensa en una cuenta notarial tras comprobar el valor del material ofrecido.