El Rey se enfrenta a Chávez y Ortega en defensa de Aznar y Unión Fenosa

Ramón Gorriarán

INTERNACIONAL

Don Juan Carlos abandonó la sala para mostrar el desagrado de la delegación española. Zapatero se despide diciendo que espera que sea la última vez que alguien actúa como el venezolano.

11 nov 2007 . Actualizado a las 02:46 h.

«¡Por qué no te callas!». El Rey mostró un gesto desconocido hasta ahora, por lo iracundo, para exigir silencio a Hugo Chávez, que interrumpía sin cesar a José Luis Rodríguez Zapatero, mientras este exigía al mandatario venezolano respeto para el ex presidente José María Aznar.

El malestar del monarca en la clausura de la XVII Cumbre Iberoamericana celebrada en Santiago de Chile lo llevó a abandonar la sala cuando el presidente nicaragüense, Daniel Ortega, criticó el comportamiento de la empresa Unión Fenosa en su país. Un hecho insólito en 17 años de cumbres.

El rifirrafe entre los presidentes español y venezolano se inició el viernes, cuando este último tildó de «fascista», entre otros epítetos, a Aznar. En la sesión de clausura de la cumbre, Chávez reprodujo los insultos, por lo que Zapatero tomó la palabra para rebatirle y pedirle respeto. «Se puede estar en las antípodas de una posición ideológica y no seré yo quien esté cerca de las ideas de Aznar, pero fue elegido por los españoles y exijo ese respeto», dijo.

A los periodistas, que siguieron el incidente a través del circuito cerrado de televisión, les costó seguir el discurso del español por las constantes interrupciones de Chávez, quien, a micrófono cerrado, parecía defender su derecho a opinar lo que le viniese en gana de Aznar, a quien volvió a insultar. Fue entonces cuando se incorporó el Rey en su silla y le espetó: «¡Por qué no te callas¡»

La presidenta de Chile, Michelle Bachelet, trató de reconducir la crisis: «Por favor, no hagan diálogos, han tenido tiempo para plantear sus posiciones». Y a duras penas logró el presidente español concluir su intervención para defender que las relaciones entre los integrantes de la comunidad iberoamericana debían basarse en el respeto.

Reacción previa

Horas antes, en rueda de prensa, Zapatero ya había exigido a Chávez, en público, lo mismo que hicieron en privado él mismo y el Rey el viernes por la noche, cuando solicitaron en una conversación que respetara al ex presidente popular.

Fuentes gubernamentales españolas tuvieron un tímida reacción inicial a los epítetos que Chávez dedicó a Aznar y se limitaron a pedirle «moderación». Poco después, el Gobierno elevó el tono de la queja y el ministro de Exteriores presentó una protesta formal a su homólogo venezolano.

La tensión desatada en la clausura del encuentro no concluyó ahí. Tras Zapatero, continuó con la palabra Daniel Ortega, que retomó las críticas de Chávez a las empresas españolas, sobre todo Unión Fenosa, de la que dijo que en la actualidad no le hubieran dejado entrar en el país. El presidente nicaragüense recordó en otro momento que España se prestó «solícitamente a la política terrorista de los yankis para bombardear la casa de Gadafi y asesinar niños». Esto es «historia reciente, de la época de la democracia, ya no estaba Franco», dijo.

Abandono pactado

Fue entonces cuando el Rey, en un gesto sin precedentes y acordado con Zapatero, abandonó la sala para mostrar el desagrado de la delegación española por los ataques escuchados, mientras que el presidente del Gobierno permanecía en la sesión por si era necesario responder a nuevas acusaciones. Don Juan Carlos, tras permanecer durante unos minutos en un sala adyacente al plenario, optó por regresar para, a petición de Bachelet, asistir al acto de clausura.

Antes de ella, el vicepresidente cubano, Carlos Lage, también pidió la palabra para respaldar el derecho de Chávez a «defenderse» y para considerar que Aznar había atacado «a la dignidad de Venezuela».

En la rueda de prensa matinal, Zapatero también había salido en defensa de las empresas españoles con inversiones en América Latina, de las que aseguró que han hecho «un gran esfuerzo inversor» en la región, que cuantificó en 100.000 millones de euros. Al abandonar la cumbre dijo: «Espero que sea la última vez; espero que sea la última vez», en referencia a las agresiones recibidas.

El secretario de Comunicación del PP, Gabriel Elorriaga, afirmó ayer que lo ocurrido en la cumbre fue consecuencia «de la imprevisión, de la negligencia y de la falta de capacidad de actuación» de Zapatero.