Los marroquíes votan la renovación de la Cámara de Representantes

Efe

INTERNACIONAL

La disputa por un puesto en el Gobierno de los próximos cinco años gira en torno a 33 agrupaciones políticas, dos coaliciones y 13 listas independientes.

06 sep 2007 . Actualizado a las 21:06 h.

Los marroquíes acuden el viernes a las urnas para renovar la Cámara de Representantes, donde se espera un fuerte ascenso de los islamistas moderados, dentro de un régimen dominado por el poder del rey Mohamed VI.

La suerte de los 325 escaños de la cámara baja del Parlamento está en manos de los cerca de 15,5 millones de ciudadanos inscritos, cuya participación se espera a nivel oficial que supere el 52% alcanzado en los comicios de 2002.

El Ministerio de Interior ha informado de que el 80% de los electores ha retirado la tarjeta de votación, imprescindible para ejercer el derecho de voto entre los 6.691 candidatos que se presentan este año.

La disputa por un puesto en el Gobierno de los próximos cinco años gira en torno a 33 agrupaciones políticas, dos coaliciones y 13 listas independientes, entre cuyos candidatos se encuentran 13 ministros del actual Gobierno, presidido por el tecnócrata Dris Yetú, y diez secretarios generales de partidos.

Todos ellos se presentan en 95 circunscripciones, dos más que en los pasados comicios, tras una reforma que agregó zonas rurales a ámbitos urbanos de las grandes ciudades y ha sembrado la duda sobre la capacidad de algunos partidos de recabar votos en zonas donde anteriormente consiguieron fuerte apoyo.

En esta cita electoral parte del protagonismo se lo han repartido los miembros de la actual coalición gobernante, formada por la Unión Socialista de Fuerzas Populares (USFP), el Istiqlal, la Reagrupación Nacional de Independientes (RNI), el Movimiento Nacional Popular (MNP) y Partido del Progreso y del Socialismo (PPS).

No obstante, todos los ojos se han dirigido al islamista moderado Partido de la Justicia y el Desarrollo (PJD), que parte como favorito y cuyo líder, Saad Edine El Othmani, confía en llegar a los 70 escaños, frente a los 42 obtenidos en 2002.

El escrutinio de las legislativas se hará sobre la base del sistema proporcional, con asignación de restos a la lista más votada, y sus resultados definitivos se conocerán el domingo por la noche, dos días después del cierre de los colegios electorales.

Los detractores de la actual situación política critican, sin embargo, que sea cual sea la decisión de los ciudadanos se mantenga la concentración de poderes en manos del monarca, Mohamed VI, quien ha excluido la limitación de sus competencias.

La certidumbre de que se trata tan sólo de un cambio de caras pero no de estrategia ha llevado a asociaciones como las de la etnia amazigh o bereber a apelar al boicot de las elecciones y a una reforma constitucional que permita la entrada de verdaderos cambios en el país.

Entre los puntos negros de las legislativas de este año figuran además casos de infracciones como la compra de votos, la intervención ilegal de funcionarios en favor de algunos candidatos y la utilización no autorizada de bienes estatales durante la campaña, según admitieron en agosto los ministerios de Justicia e Interior.

Asimismo, las fuerzas de seguridad han declarado el estado de alerta máxima desde principios de julio, con el refuerzo de los controles de fronteras y de las infraestructuras básicas, para evitar atentados suicidas como los siete que ya se han registrado en lo que va de año.

La regularidad de la jornada será controlada también por una cincuentena de observadores internacionales nombrados por el estadounidense Instituto Democrático Nacional para Asuntos Internacionales (NDI), que ha colocado al ex presidente boliviano Jorge Quiroga al frente de esa labor de vigilancia.

Con la situación bajo control y a escasas horas del inicio de las votaciones, trece días después del inicio de la campaña, los partidos políticos apuran ahora sus últimos momentos de cara a unas elecciones que periódicos como «Al Bayane», fundado por el PPS, han calificado como «de la esperanza».