Los incendios forestales cubrieron ayer la capital y parte de la provincia de humo y de ceniza. Fuentes de Medio Rural informaron a última hora de la tarde un incendio en la parroquia de Corbelle, en Vilalba, que afectó a 200 hectáreas de monte. Se inició el domingo al mediodía y lo controlaron ayer por la tarde. Las llamas amenazaron viviendas en diferentes puntos.
Brigadas contra incendios en activo, bomberos dependientes de la Diputación, motobombas, helicópteros y avionetas no dejaron de trabajar en toda la jornada para hacer frente a los focos, repartidos por una buena parte de la provincia. Los concellos recurrieron a las empresas que alquilar palas excavadoras para realizar cortafuegos, que no pudieron acudir siempre cuando su presencia era requerida porque se hallaban en ese momento trabajando en algún fuego activo.
En el siniestro de Vilalba trabajaron, además de once brigadas de la Xunta, 10 motobombas de la administración autónoma, dos camiones de los bomberos de Vilalba, que reforzaron el servicio con más profesionales, hasta un total de siete. Estos últimos centraron los esfuerzos en tratar de impedir que las llamas afectaran a las viviendas a las que se aproximaron.
Olor intenso a humo
Fuentes de la Xunta informaron a última hora de la tarde que seguía activo un siniestro que llevaba destruidas 25 hectáreas de monte raso, en Augasantas, Palas; otro en Carballedo, en la parroquia de Oleiros, que comenzó de madrugada. En este mismo concello había otro en la parroquia de Marzán, que seguía activo, después de destruir 20 hectáreas.
La capital lucense permaneció durante toda la jornada de ayer cubierta de humo con aspecto de bruma, que impedía ver el sol y con un olor inequívoco a fuego en el monte. Se notaba en toda la ciudad, aunque no informaron de la existencia de ningún siniestro cercano.