El Monterrey se despide otra vez

Enrique Gómez Souto
enrique G. souto LUGO / LA VOZ

MONTERREI

14 abr 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

En la segunda mitad de los años 90 del siglo pasado cerró la cafetería Monterrey de la calle Doutor Castro, la que pilotaba Ramiro López; ahora acaba de cerrar el Monterrey de Acea de Olga (Alfonso X), de Antonio Fouz, uno de los veteranos del establecimiento original.

¿Por qué cierra el Monterrey de Acea de Olga? Hay, según parece, no uno sino varios motivos para que el empresario haya tomado esa difícil decisión. Uno de ellos, quizá no el menor, es que son tiempos en los que la clientela no aumenta. En este establecimiento oficiaba Enrique (Quique) Corral, otro de los veteranos del primer Monterrey.

El titular del establecimiento, ahora cerrado, anuncia su venta mediante cartelones colocados en las ventanas. Quizá la marca Monterrey se mantenga en el mapa de la hostelería lucense como se mantuvo cuando cerró el local original. Para varias generaciones de lucenses, decir Monterrey está asociado a muchos buenos ratos, tanto en Doutor Castro como en Acea de Olga. En el local original, en el casco histórico, se cocinaron relaciones de todo tipo, se tramaron algunas intrigas políticas y algunos partidos, de distintos tamaños, tomaron allí decisiones que fueron decisivas para su futuro. Por allí, por detrás de la barra y sirviendo las mesas estaban, profesionales como pocos, Antonio Fouz, Gervasio, Fernando, Quique, José Manuel.

Después algunos de los veteranos montaron el Monterrey de Acea de Olga. Estuvieron entre los primeros en abrir en una urbanización que se convirtió en una referencia en la hostelería lucense. Ahora dice adiós. Quizá, como la primera vez, sólo sea una despedida provisional.