Un mexicano de 25 años hace el Camino para elegir entre casarse o «servir a Dios»

LUGO

Mario Santiago Osorio empezó su recorrido en Lourdes a mediados de abril

19 may 2010 . Actualizado a las 03:21 h.

Entró en la iglesia de Santa María la Real, de O Cebreiro, cuando en el exterior apenas se llegaba a los tres grados de temperatura. Mario Santiago Osorio llegó al templo temprano, después de una noche y un amanecer más bien propios del invierno, pero en pleno mes de mayo. Como prueba de ello, las gotas de agua y escarcha que todavía quedaban sobre su gran mochila roja de peregrino. Tras recorrer el templo, en silencio, se acercó a la entrada para sellar su credencial, tal y como corresponde. Observó las decenas y decenas de estampas que allí hay y dijo: «Les dejaría una imagen de la Virgen de Guadalupe, pero veo que ya la tienen». Y sonrió.

Salió del templo contento, muy amable, dispuesto a seguir pese al mal tiempo y sin reparos para contestar cuando se le preguntó por su historia. «Soy de México, tengo 25 años». Muy joven con relación a la media de edad de los peregrinos que estos días están pasando por el pueblo de O Cebreiro, principio del Camino de Santiago en Galicia. Y sí, sus motivos tiene. «Yo lo hago para poder escuchar lo que Dios quiere de mí. Tengo que tomar una decisión muy importante».

Echó a andar en Lourdes (Francia) el 16 de abril y desde entonces camina y conversa con el Señor. «Tengo que hablarle, dejar que me hable, y para eso necesito estar un poco alejado del mundo y del resto de la gente». No siempre lo consigue, porque en el trayecto se encuentra a muchos otros, una masificación cuyos motivos reales no comparte. El objetivo de Mario era, sin duda alguna, complicado: decidir si contraer matrimonio o «servirle a él, a Dios, pero de una manera muy especial: irme como misionero a África».

Fueron muchas las dificultades, los pros y los contras de una u otra elección, pero este joven mexicano llegó a O Cebreiro sabiendo por qué opción se iba a decantar: «Seré misionero». En realidad, admite, lo tuvo más o menos claro cuando, antes de iniciar su ruta hasta Santiago, visitó Roma. Sin embargo, todos estos kilómetros a pie desde Lourdes, le están sirviendo para «definir aún más» su vocación. No sabe aún cuándo se irá a África, pero esa soledad que el Camino le permite él la aprovecha a veces para ir «perfilando todos esos detalles».

Crítico con los «turigrinos»

Mario caminará hasta Santiago por una razón espiritual, pero admite que, a lo largo de todos estos días (más de un mes a pie), se ha ido encontrando con los que él llama «turigrinos». «La verdad, estoy algo decepcionado, no con el Camino, ni con los lugares, pero sí con el sentido en que muchos lo recorren, como una forma barata de viajar, sin dar importancia a los cultos religiosos. Platico con alguna gente y como que no le encuentro sentido a lo que ellos hacen». Por lo menos, concluye, los caminantes habrían de querer llegar a Compostela «con la idea de darle gracias a Dios por todo».