«Estoy pagando algo que no hice»

LUGO

Un magistrado del TSXG cree que José Antonio Collado, el cerebro del asesinato de Ferreira, no es culpable. El abogado defensor destaca la falta de pruebas

11 abr 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hace un año y dos meses, aproximadamente, que un tribunal popular declaró culpables del asesinato de un vecino de Burela a José Antonio Collado y a José Ramos Álvarez, conocido como el Chatarrero . El primero de ellos fue considerado el cerebro del macabro suceso y tiene encima una pena de 18 años de prisión que cumple actualmente en la prisión de Monterroso. La víctima fue un madrileño afincado en Burela al que quemaron vivo en el interior de su automóvil en el arcén de una carretera no demasiado transitada.

Cuentan algunas fuentes que Collado tiene momentos anímicos bajos porque se considera totalmente inocente. Considera que lo culparon de algo que él no hizo. «Estoy pagando por algo que no hice», aseguran que dijo en más de alguna ocasión a sus allegados. Esta firme convicción le lleva a usar toda la maquinaria posible para lograr que la justicia le crea. No consiguió sacar adelante el recurso que interpuso ante el Tribunal Superior de Xustiza de Galicia, pero por lo menos se encontró con que un magistrado cree las tesis de su abogado.

El recurso del TSXG fue desestimado, sin embargo el magistrado ponente emitió un voto particular diciendo que no había pruebas suficientes que pudieran incriminar a Collado. Los dos restantes entienden que la sentencia de la sección segunda de la Audiencia Provincial de Lugo, basada en el veredicto de culpabilidad emitido por un tribunal popular, es totalmente correcta y que, por lo tanto, este hombre debe seguir cumpliendo la condena de 18 años que le impusieron.

El letrado de Xove Jaime Pernas Fernández fue el encargado de plantear el recurso ante el alto tribunal gallego. Siempre sostuvo que no había pruebas científicas para que su cliente fuera condenado. De hecho, elaboró un extenso documento basado en al menos diez contradicciones.

Pernas consideraba que el jurado no llegó a tener todo el material probatorio existente en la causa. Entendía, a su vez, que un tribunal profesional, revisando toda la documental disponible, podría ver que no había ni una sola prueba que apunte a Collado. Incluso recordó que uno de los testigos protegidos que declaró en el juicio ni tan siquiera llegó a identificar a su cliente como el que vio en un vehículo en la zona del asesinato.