Conciliar la recuperación del patrimonio con la sensibilización de la ciudadanía y el aprovechamiento turístico fue una de las necesidades en las que coincidieron la mayoría de los ponentes del Congreso Celtur, que se clausuró ayer con una mesa redonda sobre cascos históricos: historia, gastronomía y encanto.
Los participantes pusieron también de manifiesto la necesidad de una mayor profesionalización, innovación y coordinación de las administraciones, empresarios y ciudadanos en el cuidado del patrimonio.
Una de las conclusiones de este congreso, que organizó la Confederación de Empresarios de Lugo, fue la de que Lugo en particular y Galicia en general, cuentan con el potencial necesario para convertirse en un destino turístico de primera línea. Valoraron que la oferta tiene que ir dirigida hacia un público que busque calidad.
El ejemplo de Atapuerca
En la sesión de clausura intervino Manuel Luque Cortina, arqueólogo y director de la empresa Paleorama, que gestiona los yacimientos arqueológicos de Atapuerca y Arquepinto. El ponente puso de manifiesto que era necesario reeducar a la población para que perciba el patrimonio como una herencia, en lugar de una imposición política o un producto de consumo. Luque, que confesó que había aprendido en Galicia algunas de las técnicas que enseña en los talleres de Atapuerca, señaló la investigación, la profesionalización y la imaginación como recetas para dinamizar un yacimiento. Valoró la estabilidad del público infantil.
Demanda futura
En Celtur participó también José Miguel Fernández Güell, que explicó un estudio de la la Fundación OPTI (Observatorio de Prospectiva Tecnológica Industrial) sobre el futuro de la demanda turística.
El futuro de la empresa turística, según dijo, está en las ofertas innovadoras, dirigidas a un público que se caracteriza por la exigencia de calidad, la búsqueda de experiencias nuevas, «con necesidades de estima y autorrealización» y que elabora sus paquetes turísticos a través de Internet.