¿Se come en el colegio como en casa?

LUGO

Cada vez son más los alumnos de A Mariña que usan el comedor en sus centros de estudio. Un servicio que las direcciones no dudan en cuidar y mejorar curso tras curso

02 oct 2007 . Actualizado a las 02:00 h.

Cada curso son más los padres que optan por apuntar a sus hijos al servicio de comedor. Las incompatibilidades de horarios y las dificultades en el transporte son los principales motivos que condiciona esta elección. De este modo, la alimentación diaria de los niños pasa a ser otra responsabilidad más que la dirección de los centros de educación infantil y primaria debe compaginar con la labor docente. Cómo organizar la hora de la comida sin que ésta se convierta en un problema y cómo conseguir que los niños se habitúen al comedor sin echar de menos la comida de sus casa es todo un reto para cada uno de los centro de la comarca.

«En cada colexio fanse as cousas de unha maneria, cada centro ten a súa propia organización», asegura el director del CEIP Santa Rita de Galdo , en Viveiro. «Todos temos que cumprir uns parámetros que fixa a Consellería de Educación respeto os menús e o número de persoal pero despois cada colexio organiza dunha maneira distinta», informa.

Cátering

Todos los centros de la comarca cuentan con servicio de comedor propio, pero no todos disponen de cocina. Así que algunos colegios confeccionan y elaboran sus propios menús mientras que en otros se ven obligados a contratar el servicio de una empresa de cátering. Este es el caso de los dos centros de Burela, el CEIP Vista Alegre y el CEIP Virxe do Carme. «A finales de los años noventa nos dimos cuenta de que corríamos el riesgo de perder alumnos sino contábamos con un servicio de comedor. Así que, junto con la Asociación de Padres de Alumnos, pusimos en marcha un servicio de comedor y contratamos un cátering», comenta la directora de uno de los centros burelenses. La comida llega a los colegios en contenedores comunes que la conservan como mínimo a 60 grados de temperatura.

Los colegios que cuentan con cocina propia hacen una gestión directa del servicio de comedor y cuentan con el personal cualificado que se encarga de la elaboración de los menús. Este es el caso del CEIP Vicente Casabella de Ourol y de otros como el CEIP Santa Rita de Galdo. «En nuestro centro tenemos una cocinera y un ayudante de cocina», afirma el director del CEIP Santa Rita de Galdo, José Rodríguez Costa, quien no repara en asegurar que la comida que se prepara en su colegio es más apetitosa que la que se puede conseguir en un servicio de cátering. «Os rapaces encantalles toda a cocina italiana, pero o noso plato estrela son as Patacas Roxas. Pataca fritida con carne de porco e terneira en salsa de tomate», asegura.

Económico

«Los costes han disminuido mucho en los últimos años. Recuerdo que al principio el precio del servicio por niño era de más 80 euros mensuales. Ahora gracias a la ayuda que presta el Concello, que asume los costes de personal, el precio se ha reducido a la mitad», comenta una directora. Además las familias pueden beneficiarse de las ayudas que presta la Consellería y que reducen los costes en casi un 50%. El gasto que le supone a una familia media que su hijo coma en el comedor del colegio no sobrepasa en muchos casos los 30 euros mensuales.

«Los padres se involucran en la tarea. En nuestro colegio el servicio de comedor está vigilado por dos profesores una auxiliar contratada por el ayuntamiento y el padre o la madre de alguno de los alumnos», asegura la directora del CEIP Pedrosa Latas de Celeiro. Muchos de los servicios de comedor están coordinados por las Ampas (asociación de madres y padres de alumnos).

No hay castigos

El reproche de «no te levantarás de la mesa hasta que termines todo el plato» parece haber dado paso a una postura más conciliadora. Los responsables de la vigilancia suelen coincidir a la hora de asegurar que no hay castigos, aunque confiesan qeu más de uno se tiene perdido cinco minutos de recreo por no probar bocado. «Lo que pretenden los padres es que se habitúen a comer de todo. Nosotros nos tomamos nuestra labor en el comedor como un aspecto más de la educación en el centro», asegura una vigilante.