Una mañana en Viladonga para recordar 25 años de trabajos

Xosé María Palacios Muruais
xosé maría palacios VILALBA / LA VOZ

LEMOS

Empleados del museo, autoridades locales y gentes de la cultura disfrutaron de la celebración de las bodas de plata

16 oct 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Una mañana a la sombra y al sol. Así discurrió la celebración convocada para ayer en el Museo de Viladonga con motivo de los 25 años de la institución, surgida en el otoño de 1986 y convertida desde hace años en una de las principales referencias de investigación, custodia y exhibición del patrimonio arqueológico en Galicia.

A las instalaciones del sureste de Terra Chá acudieron ayer trabajadores de la entidad museística, responsables de otras instituciones, gentes de la cultura y representantes de la vida local y comarcal. Así, Felipe Arias, director, fue recibiendo, por ejemplo., al director del Museo do Pobo Galego, Carlos García, y al profesor Francisco Calo, dentro de una relación de nombres que aumentó a medida que el reloj se situaba en torno a las 12 del mediodía, hora fijada para el comienzo del programa de actos, y el sol acababa por lucir en el cielo chairego.

El escritor Antonio Reigosa, el profesor Manuel Vila o la presidenta del Club Cultural Valle Inclán, Tonina Gay, fueron otros de los que respondieron a la convocatoria, en la que no faltó la presencia del municipio que acoge el museo y el castro que justificó su creación. El alcalde, Francisco Balado, y el presidente de la Asociación de Amigos de Viladonga, Xosé Manuel Carballo, figuraron también entre los presentes.

Un vídeo

Los 25 años de historia pueden resumirse, con brevedad, en poco más de 10 minutos. Esa es la duración aproximada del vídeo que se proyectó en una de las salas. Los primeros objetos hallados en las excavaciones, los trabajadores que se incorporaron al centro ya en los primeros tiempos, las vitrinas que fueron llegando para acoger el material, el estudio de las piezas encontradas en las excavaciones o la limpieza de los muros aparecieron ante un público que no evitó exclamaciones y sonrisas al ver ese breve pero intenso recorrido por el pasado.

Tras la proyección hubo una visita al castro, en el que se prevé una próxima realización de labores de limpieza y de consolidación. Tampoco faltó un recorrido por las salas cuyas vitrinas exhiben la variada muestra de objetos que se hallaron en estas pasadas décadas en el castro. Y como era a fin de cuentas un día de fiesta, para el final se programó una comida.