«El radiofaro de Arneiro fue para la navegación como la rueda»

LEMOS

Mañana se cumplen dos años de la caída de las torres montadas por el ejército nazi

23 ene 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Mañana se cumplen dos años de la caída de las torres alemanas de Arneiro, que fueron barridas por el ciclón Klaus en la madrugada del 24 de enero de 2009. Ya no queda nada de aquella maravilla de los sistemas de navegación montada en Arneiro por expertos de la aviación Alemana en mayo de 1942, después de traerla en piezas desde la fábrica Lorenz, de Alemania. Pero una de las personas que más sabe de este sistema de radiofaro, Xosé Ramiro Pena, (EA1KN en el mundo de la radio), pasó años investigando con sus amigos Ángel Sindín y Jesús Méndez y tiene preparado un libro de cientos de páginas que lo contiene todo sobre el radiofaro, y desmiente muchos errores publicados.

?¿Qué es el sistema Consol?

?Es como la rueda en cuanto a los sistemas de navegación. Basta con tener en cuenta un dato: en las patentes de la NASA del 2008 aún siguen citando al Consol como base.

?Tras varios años de estudio, ¿ha conseguido descifrar completamente este sistema?

?Sí, ahora lo tenemos todo. Sabemos como estaban montadas las torres, los ángulos, las medidas, el autor del galvanizado en Alemania, que era casi la primera vez que se veía en España... Los equipos basados en la máquina Elektra de verdad, que emitiría en ángulos de diez grados, y no en 360 grados, como hacía luego el Consol. Bueno, en fin, tenemos los manuales originales, los técnicos que las manejaron, los vigilantes, las fotos, las anécdotas ...

?¿Cómo fue su primer contacto con las torres?

?Entré allí a los pocos días de ser cerradas y abandonadas, el 22 de octubre de 1980, a las doce de la noche. El cierre se había ordenado algunos días antes, el 17 de octubre. Fuimos a verlo con quien tenía las llaves del recinto, y nos lo enseñó todo. Me impresionó ver las válvulas metidas en maletas de madera con algodón y suspendidas con muelles, al igual que se transportaban los frascos de nitroglicerina en las películas del Oeste. Esa era la manera de enviarlas a recargar a Valladolid sin que sufriesen daños. Me llamó la atención la cantidad de aparatos y transmisores, muebles impresionantes, diarios de trabajo con las anotaciones y registros de cada media hora durante los casi 40 años que funcionó el radiofaro; y todo lo fotografiamos en perfecto estado. Por eso lo tenemos todo.

?¿Cuando empezó el pillaje y destrozo de las instalaciones?

?Fuimos aún muchas veces allí como radioaficionados, y nuestra ilusión era que nos cediesen las instalaciones para emitir desde allí, lo que hicimos muchas veces amigos de Lugo, de la costa y de otros lugares. Pero a los dos años ya empezó el pillaje. Primero fueron los cristales rotos, luego los módulos arrancados, y finalmente se acabaron llevando los generadores y hasta el plomo de las cañerías, utilizando incluso grandes tronzadoras radiales alimentadas con gasolina. Una pena. Una vergüenza de país. Y luego cuando cayeron las dos últimas torres, en el 2009, fui allí pero ya se había llevado el aislador de esteatita sobre el que se apoyaba cada torre (es un superaislante mejor que la cerámica cuya pieza aguantaba 10 toneladas por centímetro cuadrado). Y ahora ya no queda nada, los ladrones se han llevado el metal en piezas.

?Aunque el material es irrecuperable, usted tiene la memoria del sistema, los manuales, las fotos. Al menos no se perderá para la historia.

?Sí, en ese aspecto, siempre podremos recordarlo y estudiarlo. Investigando con personas que estuvieron en las torres, llegamos a fotografiar incluso un diario en donde el técnico de la Luftwaffe, Winkowski, escribió en una esquina del cuaderno una nota a modo de reflexión: «Los tiempos que vendrán serán difíciles». Era el 43, cuando ya la II Guerra Mundial pintaba mal para los nazis en varios frentes. Y otros detalles así, que te ponen los pelos de punta.

«Se dejó perder esa tecnología por pura desidia. Este país es una vergüenza»

«Lo tenemos todo, desde manuales a fotos de técnicos y soldados y hasta las anécdotas»