Por el camino hacia Pesqueiras

C. Rueda | F. Albo CHANTADA

LEMOS

CARLOS RUEDA

Parajes naturales | Patrimonio en la Ribeira Sacra chantadina La iglesia románica de Santa María, aún poco conocida, está en una zona de singular interés

19 sep 2005 . Actualizado a las 07:00 h.

En plena Ribeira Sacra chantadina, rodeada de un espeso bosque de castaños, se levanta la iglesia de Santa María de Pesqueiras, un importante monumento románico hasta ahora muy poco promonocionado. Un trayecto de 6,5 kilómetros permite llegar desde Chantada, con bastante facilidad, a este paraje que ofrece además unas excelentes vistas de las orillas de Miño. No obstante, el camino a la iglesia no está señalizado y es prácticamente imposible ver su interior, ya que está cerrada al culto desde 1968. El aspecto que ofrece el entorno inmediato del templo, con unas tumbas en estado ruinoso y una vegetación muy descuidada, deja bastante que desear. La iglesia fue declarada monumento nacional en 1950 y treinta años más tarde pasó por una importante rehabilitación. En tiempos más recientes fue necesario reparar su tejado, seriamente dañado por la caída de un árbol en noviembre del 2003. Debido a su ubicación, el templo apenas puede verse prácticamente hasta llegar a su altura. El último kilómetro del camino de acceso consiste en una pista de tierra en mal estado que es preferible recorrer a pie. La iglesia formó parte de un convento medieval de monjas benedictinas del que no queda ningún resto que conoció probablemente sus mejores tiempos en torno al año 1107, época en la que recibió donaciones del conde de Galicia, Ramón de Borgoña. Decoración exterior La fábrica románica que se conserva hoy data de la segunda mitad del siglo XII. La fachada primitiva desapareció en las sucesivas reformas que conoció el edificio a lo largo de su historia y hoy es una simple plancha de piedra sin decoración alguna, pero la decoración románica perdura en los muros laterales y en el ábside, hecho de sillares de granito. Llama especialmente la atención una puerta con dos arcos de medio punto apoyados en columnas de fustes lisos y con capiteles ornamentados con motivos vegetales. En su interior ofrecen especial interés unas pinturas murales del siglo XVI en las que se representa la Anunciación, la resurrección de los muertos y el Juicio Final. También es preciso señalar la existencia de una pila de agua bendita prerrománica y otra bautismal del siglo XII. En la ruta que conduce a la iglesia merece la pena hacer un alto en los alrededores de la localidad de Soilán, donde se encuentra el Pazo do Piñeiro, un suntuoso edificio cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, de planta cuadrangular y con un soberbio patio interior construido íntegramente en sillería de granito. De sus recios muros sobresalen escudos de armas pertenecientes a las familias de los Vázquez, Temes, Varela y Aguilar. En la actualidad está dedicado al turismo rural.