Monumentos de 5.000 años en peligro

Francisco Albo
FRANCISCO ALBO MONFORTE

LUGO CIUDAD

ALBERTO LÓPEZ

Los conjuntos de mámoas de O Saviñao y Pantón carecen de protección oficial, a diferencia del yacimiento sarriano de Santa Mariña La próxima declaración de la necrópolis del monte de Santa Mariña -entre Sarria, O Incio y Samos- como Ben de Interese Cultural pone de manifiesto la precaria situación en que se encuentran otros yacimientos megalíticos del sur lucense. Los municipios de O Saviñao y Pantón cuentan con dos importantes conjuntos de sepulturas de la Edad del Bronce que, a diferencia del monte de Santa Mariña, no gozan de protección oficial y han sufrido diversos deterioros en tiempos recientes. La Fundación Xosé Soto de Fión, en O Saviñao, pedirá a las instituciones públicas que tomen medidas para preservar los monumentos más antiguos de la comarca.

12 mar 2002 . Actualizado a las 06:00 h.

El hecho de que el monte de Santa Mariña vaya a ser declarado Ben de Interese Cultural puede repercutir positivamente en la situación de otros yacimientos del mismo tipo, según opina José Antonio Quiroga, director del futuro Museo de Arxeriz, en O Saviñao. Hace unos diez años, Quiroga y otros vecinos del municipio dirigieron una petición a Patrimonio a fin de solicitar medidas de protección para los campos de mámoas de A Morá y A Broza, dos de los yacimientos arqueológicos más notables de la comarca de Lemos. Desde entonces, el estado de conservación de estos yacimientos ha empeorado sensiblemente. En A Morá, las repoblaciones forestales han deteriorado varias mámoas y sobre uno de los túmulos se ha colocado una torreta eléctrica. Las de A Broza padecen una situación análoga. La Fundación Xosé Soto de Fión, propietaria del Museo de Arxeriz, pretende realizar próximamente una nueva campaña para reivindicar la protección de estos yacimientos. «O mínimo que se debería facer é catalogalos a fondo e sinalizalos, porque, a diferencia das igrexas románicas ou dos castros, estes túmulos poden pasar desapercibidos e é moi fácil que sexan destruídos por un tractor ou por calquera obra que se faga nesas zonas», dice Quiroga.