¿Quién dijo miedo?

mercedes mora REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

MICHAEL KAPPELER

Los mercados asimilan la victoria de Tsipras sin sobresaltos. Solo la Bolsa y los bonos helenos acusan la incertidumbre sobre el futuro del rescate

27 ene 2015 . Actualizado a las 03:00 h.

Muchos esperaban -algunos puede que hasta lo anhelaran- que la victoria de Tsipras desatase las iras del mercado. Se equivocaron. Lejos de dejarse llevar por el pánico, los inversores decidieron tomárselo con calma. Y, salvo los titubeos de primera hora, el día acabó sin sobresaltos. Es más, las bolsas subieron y los bonos apenas si se inmutaron. A excepción hecha de los griegos, claro. Nada más abrir sus puertas, la Bolsa de Atenas ya caía casi un 6 %. Las cerró con una herida mucho menos profunda, del 3,2 %. Mientras, la rentabilidad del bono heleno a diez años escaló hasta el 9,12 %, frente al 8,73 % del viernes. En cualquier caso, por debajo del 9,46 % al que se pagaba en los mercados secundarios la víspera del anuncio del plan del BCE para comprar deuda pública a manos llenas. Peor le fueron las cosas a los títulos a corto y medio plazo. Lógico. Nadie tiene claro ahora mismo qué es lo que va a pasar con la deuda griega y son los plazos más cortos de la curva los que más sufren la tensión que genera esa incertidumbre.

 

¿Por qué no se han hundido los mercados?

Detrás de esa plácida digestión de los resultados helenos se esconden dos razones fundamentales. La primera, la rapidez con la que Tsipras, ha logrado formar Gobierno. Syriza se quedó tan cerca de la mayoría absoluta (a dos escaños) que le valía cualquier pacto. Y lo cerró en apenas una hora. Con la derecha nacionalista de Griegos Independientes. Su punto de unión: el rechazo a las políticas de la troika. Una demora habría significado mayores dosis de incertidumbre. Y a los mercados no les gusta la incertidumbre. Huyen de ella como de la peste.

La segunda, y más importante, la venda que el jueves puso el BCE viendo venir la herida. El plan de Draghi, coinciden los analistas, ha vacunado a la eurozona frente al virus heleno. Sesenta mil millones al mes son un potente amortiguador para cualquier tipo de tensión. Eso sí, son un escudo, no la solución a todos los males.

 

¿Qué pasará ahora con la deuda griega

Los grandes acreedores -la troika- ya han hablado. Alto y claro. Están dispuestos a negociar con Tsipras. Pero, ni hablar de quitas. El líder de Syriza también ha dejado bien sentada su postura: se acabó la sumisión. Toca, entonces, negociar. Y dan por seguro los analistas que, dentro de ese proceso, asistiremos, sin duda, al intercambio de amenazas. Y hasta a alguna que otra ruptura. Pero, al final, dicen, habrá acuerdo. Porque, de no haberlo, de imponer Grecia una quita de manera unilateral, estaría abocada a salir del euro. Y eso es tan peligroso para ella como para el resto de Europa. Nadie, pues, va a tensar tanto esa cuerda como para que acabe dándole en las narices. «Nos espera una apasionante partida de póker entre Merkel y Tsipras», resumía ayer un analista.

 

¿Cómo acabará esa gran partida de póker?

Lo más lógico es que el tira y afloja acabe en una reestructuración pactada de la descomunal deuda griega. Por eso, precisamente. Porque es descomunal y no hay quien la pague. Los griegos se comprometerán a devolver lo que deben. Hasta el último céntimo, sí. Pero en más tiempo y a un interés más bajo. Si llega -que llegará- no será la primera vez que la troika abra la mano con los plazos y los intereses. Y puede -es muy probable- que no sea la última. Porque hay quien piensa que sin quita, la deuda helena no es viable. Hasta le ponen cifra al hachazo: del 33 %, dicen los expertos del Royal Bank of Scotland.

 

¿Y mientras llega el acuerdo sobre la deuda?

Todo apunta a que habrá una segunda prórroga del segundo rescate. Expiraba en diciembre y se prolongó dos meses más, hasta el 28 de febrero. Ahora, dicen los analistas, Europa intentará ganar tiempo ampliándolo de nuevo. Otros seis meses, por lo menos.

cambio de era en grecia