Polémica en Nueva Zelanda tras desistir en el acoso a los piratas

espe abuín REDACCIÓN / LA VOZ

INTERNACIONAL

Tanto la patrullera neozelandesa como las organizaciones regionales disponen de pruebas contra los barcos.
Tanto la patrullera neozelandesa como las organizaciones regionales disponen de pruebas contra los barcos.

La patrullera abandonó el mar de Ross sin recurrir al uso de la artillería

27 ene 2015 . Actualizado a las 03:34 h.

La patrullera neozelandesa HMNZS Wellington, que desde hace una semana vigilaba de cerca a tres pesqueros que se sospecha que son gallegos tras haberlos sorprendido faenando supuestamente de forma ilegal, abandonó su acoso y puso rumbo de regreso a Auckland -al norte del país. Lo hizo sin hacer nuevos intentos de abordar las embarcaciones y ni mucho menos recurrir a los disparos de advertencia que exigían desde la oposición política, la opinión pública y las organizaciones ecologistas. Espoleaban al Gobierno para que intimidase a los piratas a cañonazos y estos cediesen en su negativa a permitir la entrada de los inspectores neozelandeses para comprobar la legalidad de sus operaciones. Las críticas a la retirada de la patrullera obligaron al ministro de Defensa de Nueva Zelanda, Gerry Brownlee, a salir a la palestra para respaldar la actuación de la Armada y a reafirmar el éxito de la operación. No consiguieron entrar a bordo, es cierto, pero «han localizado, seguido e interceptado a esos barcos, y recopilado pruebas y documentación suficientes para actuar contra ellos en las instancias adecuadas», expuso en un comunicado oficial. Brownlee ensalzó el trabajo de la HMNZS Wellington, una misión que se desarrolló en duras condiciones meteorológicas y que la reacción de los pesqueros, rechazando el abordaje con agresivas maniobras de evasión, extremó todavía más. Más duro se mostró sobre las sugerencias de abrir fuego disuasorio y demostrar la capacidad bélica de la Armada neozelandesa, que consideró un sinsentido: «El capitán de la Wellington es responsable del barco y de su tripulación, incluyendo la toma fina de la decisión de si se aborda o no el barco. Nueva Zelanda considera que dispone de pruebas más que evidentes que implican al Kunlun, al Yongding y al Songhua, todos con pabellón de Guinea Ecuatorial, actividades de pesca ilegal. España todavía investiga la propiedad de los barcos.