Rasmussen, el pragmático que encarriló la salida de Afganistán pero topó con Rusia

EFE

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El ya ex secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen.
El ya ex secretario general de la OTAN Anders Fogh Rasmussen. POOL | Reuters

El secretario general saliente de la OTAN cede el testigo al noruego Jens Stoltenberg

30 sep 2014 . Actualizado a las 18:45 h.

El secretario general saliente de la OTAN, Anders Fogh Rasmussen, que desde el miércoles será sustituido por el noruego Jens Stoltenberg, ha mostrado en su mandato un pragmatismo que le ha servido para encarrilar la salida de las tropas de combate de Afganistán, sin poder esquivar no obstante fricciones con Rusia.

El ex primer ministro danés Rasmussen (2001-2009) deja una OTAN a punto de completar la salida de su misión de combate ISAF de Afganistán a finales de este año, cuando dejará en manos de las fuerzas afganas la totalidad de la seguridad del país, como muestra de cumplimiento de uno de sus principales objetivos.

En cambio, tras cinco años al frente de la organización, reconoce que su salida coincide también con un momento de grandes desafíos para la Alianza Atlántica, entre ellos las relaciones con Rusia, muy deterioradas por el papel adoptado por Moscú en la crisis ucraniana, dijo durante una entrevista el pasado viernes en que se despidió del organismo.

Cuando llegó al cargo, Rasmussen se enfrentó al reto de acabar de normalizar unas relaciones con Rusia recientemente restablecidas tras el conflicto en el Cáucaso en agosto del 2008.

Otros retos para la Alianza son sus perspectivas de ampliación y el gasto que los países miembros dediquen al sector de la defensa, un esfuerzo que Rasmussen ha solicitado encarecidamente para reforzar las capacidades aliadas pero que por el momento no llega en global al 2 % del PIB establecido como meta.

Su sucesor Stoltenberg, que como él fue primer ministro en su país, Noruega, llega en un momento que el mismo Rasmussen definió como «un momento difícil en el que nuestros valores y nuestra voluntad se están poniendo a prueba».

Rasmussen llegó a la Alianza con fama de ser un hábil negociador y un político pragmático que había demostrado fidelidad al entonces presidente de Estados Unidos George W. Bush cuando estuvo al frente del Gobierno de su país.

En esa época trató de amplificar en lo posible sus lazos con EE.UU. y le respaldó en el envío de tropas a Irak, a pesar de la ausencia de un mandato de la ONU para ello y las quejas de la oposición danesa, que lo tildaron de arrogante y poco propenso al diálogo.

Otro momento polémico al que se enfrentó en su carrera política anterior a la Alianza fue la llamada «crisis de las caricaturas» del 2005, cuando la publicación en un diario danés de unas viñetas de Mahoma causó un conflicto con el mundo islámico, la mayor crisis diplomática vivida en Dinamarca desde la Segunda Guerra Mundial. Entonces, Rasmussen se erigió en defensor de la libertad de expresión y se negó a disculparse.

Rasmussen tenía ya entonces claras aspiraciones internacionales después de convertirse en líder histórico de su partido con tres mandatos seguidos.

Nacido en 1953 en una familia campesina de Jutlandia, ya le llamaban «primer ministro» en la escuela, y ese era siempre su papel en una versión del «Monopoly» que inventó con sus hermanos.

A los 17 años ingresó en las Juventudes Liberales, a los 25 era diputado y a los 32 alcanzó la vicepresidencia del partido.

Como ministro de Impuestos y de Economía tuvo un caso de errores contables que le hizo dimitir en 1992, pero salió ganando al ser elegido portavoz parlamentario, hasta que en 1998 tuvo vía libre hacia el liderazgo de su partido.

Inspirado en el nuevo laborismo del británico Tony Blair, Rasmussen llevó al Partido Liberal al centro y, asumiendo parte del ideario socialdemócrata, logró en el 2001 la primera mayoría absoluta de la derecha desde 1929 en Dinamarca, que mantuvo tres legislaturas seguidas.

Rasmussen defendió una política de inmigración férrea, la modernización del Estado del Bienestar y la congelación fiscal con el apoyo del ultraderechista Partido Popular Danés, mostrando un pragmatismo que algunos llamaron oportunismo.

Se ganó reputación internacional como hábil negociador en la presidencia danesa de la Unión Europea (UE) en el 2002, que culminó con la ampliación a 25 países; de ahí que su nombre destacara para un alto cargo en Bruselas.

Primer jefe de Gobierno en criticar públicamente la política colaboracionista danesa con los nazis, unas declaraciones a favor del matrimonio entre homosexuales le valieron en el 2004 el premio anual de la Asociación de Gays de Dinamarca.

Rasmussen está casado y tiene tres hijos.