El 23.º puesto no le borró la sonrisa a Lucía Pérez

b. pallas REDACCIÓN / LA VOZ

TELEVISIÓN

La gallega logró 50 puntos en el Festival de Eurovisión, que ganó Azerbaiyán

15 may 2011 . Actualizado a las 15:48 h.

La energía positiva de Lucía Pérez no fue suficiente para conquistar ayer el corazón de los europeos. La cantante de O Incio se quedó, con solo 50 puntos, en el puesto número 23.º de Eurovisión y lejos del premio de consolación que ella se había fijado: estar entre los doce primeros. Al final, tuvo que aplicarse el mensaje de su canción y conformarse con lo positivo de representar a España en un festival que desde niña seguía con su madre haciendo quinielas ante la televisión.

Lucía Pérez hizo gala del buen rollo que transmitía su canción -«ha sido tan dócil estos días», destacó el locutor, José María Íñigo- y salió al estadio de Dusseldorf dispuesta a pasárselo bien y disfrutar del concierto más multitudinario de su vida, con casi 40.000 espectadores ante sus ojos y más de 120 millones de espectadores observándola por televisión. Segura de sí misma y sin dejar de sonreír a la cámara, se notaba que la cantante había logrado hacer suyo un tema que, en un primer momento, no le gustaba demasiado y en el que consiguió hacer sonar gaitas gallegas para darle un toque personal.

Defendió su canción veraniega con seguridad, asumió la coreografía e intentó hacer ondear la minifalda de su vestido fucsia confeccionado en Galicia -obra de Sara Lage y Maru Calderón-. Lucía Pérez finalizó su actuación con un «thank you, moitas gracias», lleno de esperanzas. Pero las votaciones empezaron con sorpresas. El propio Íñigo, que encabezó una retransmisión sin las habituales premoniciones de Uribarri, comentó desde el principio que los resultados no iban como se esperaba. Y así fue: los favoritos quedaron apeados del podio, que, de forma insospechada, fue para Azerbaiyán y su canción Running Scared, interpretada por el dúo Ell/Nikki.

La propia Lucía aseguraba en la víspera de la final que no daba crédito a las apuestas que la situaban en los puestos más bajos, pero estas resultaron ser ciertas. Fue de última durante buena parte del tiempo, hasta que llegaron a su rescate Francia y Portugal, con doce puntos cada uno, para hacer bueno el tópico de que los vecinos se votan entre sí. Sin perder la sonrisa, al término del certamen, Lucía dijo estar «muy contenta» por la experiencia y dispuesta a demostrar que quiere ser «la chica que va más allá de Eurovisión».