«Cerramos muchas páginas web, pero abren otras»

Susana Luaña Louzao
susana luaña SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

SANDRA ALONSO

Subraya que Internet es una herramienta fundamental para desvelar mensajes ocultos de radicales

30 nov 2016 . Actualizado a las 05:00 h.

Daniel Sansó-Rubert Pascual es de origen canario, pero lleva veinte años en Santiago, donde estudió Criminología y donde hoy es profesor del Centro de Estudos de Seguridade de la USC. Es experto en sistemas de inteligencia para la detección de redes criminales, que en Galicia antes se usaban más con las mafias y hoy lo hacen con el terrorismo yihadista.

-¿Los métodos de inteligencia que se empleaban para investigar el narcotráfico son los mismos que hoy en día para el terrorismo internacional?

-En términos generales son similares, pero depende de lo amplia que sea la comunidad que se investiga. Las fuerzas de seguridad del Estado tienen un control genérico tanto de los asentamientos de comunidades musulmanas o colombianas como de la mafia organizada. Se investigan esas comunidades porque pueden ser utilizadas por personas radicalizadas para pasar desapercibidas o por si dentro de esa comunidad se está captando a simpatizantes que luego se convierten en activistas y que pueden incluso estar dispuestos a inmolarse. El grado de implicación es diferente, algunos solo financian con dinero y otros se radicalizan más.

-¿Qué métodos son más eficaces contra el yihadismo?

-La policía realiza un trabajo de campo en las comunidades identificando comportamientos que puedan llamar la atención. Además se rastrean las redes sociales, hay expertos que dominan los idiomas que hablan allí donde el fenómeno está latente e investigan no solo las páginas normales de Internet, sino también lo que se llama el Internet profundo, distintos canales de comunicación con subespacios en los que para entrar hace falta un conocimiento técnico mínimo o disponer de las claves adecuadas. Se revisan con especial atención aquellas en las que se hace enaltecimiento del terrorismo, a ver dónde están ubicadas, quién está detrás y es una cuestión de habilidad ser capaz de superar sus cortafuegos.

-¿Funcionan en Galicia?

-Si estás en Vimianzo solo, separado de la comunidad y tienes acceso a uno de esos canales es la manera de intercambiar opiniones, de mantenerse unidos y de que ellos te animen a seguir en la lucha. A veces es con mensajes encriptados, pero también hay expertos que los saben descifrar. Cuando alguien manda un texto y tú lo quieres abrir pero solo te salen unos símbolos es porque está encriptado, para poder leerlo tienes que tener un programa específico o una clave para hacerlo. Ellos tienen sus propios programadores que ocultan mensajes incluso en imágenes pornográficas. Uno no pensaría que un musulmán religioso fuese a entrar en una página pornográfica, así que eso lo hacen para despistar. Otras veces son imágenes familiares o bucólicas que tienen un mensaje detrás que un usuario normal no puede leer.

-¿Es posible clausurar esas páginas?

-Sí, y de hecho ya se hizo con muchas. Las detectamos, hacemos un seguimiento y si vemos que tienen propaganda terrorista se tramita ante la Administración para que las clausuren por exaltación del terrorismo. Pero es como un juego de acción-reacción o de hacker contra hacker, porque hoy cierras una página y al día siguiente ya abren otra, hay que ser muy ágil.

-¿Su nivel de penetración en Galicia es importante?

-Hay que asumir que en España hay un número importante de comunidades musulmanas, pero no es cuestión de que cunda el pánico. No se debe interpretar el todo por la parte, no quiere decir que todas las comunidades que proceden de esos países sean un peligro. Lo que sí es real es que los yihadistas las utilizan, ya sea para ocultarse y pasar desapercibidos o para captar simpatizantes entre sus habitantes. Por eso hay que tenerlos controlados, pero contando con la colaboración de esas mismas comunidades.

«La comunidad musulmana es la que más colabora denunciándolos»

Dentro del Centro de Coordinación de Información sobre Radicalización del Ministerio de Interior se ha puesto en marcha el teléfono de Stop Radicalismos, en el que cualquier persona puede denunciar casos que hayan levantado sus sospechas a través del teléfono 900 822 066.

-¿Se han investigado casos a través de esas denuncias ciudadanas?

-Sí, y quiero dejar claro que son los musulmanes los que más colaboran y llaman a ese teléfono. Si de repente una mujer empieza a usar el hiyab o si hay un cambio de comportamiento sospechoso... No siempre tiene que significar nada, pero se investiga. No es cuestión ni de alarmarse ni de recelar, Galicia sigue siendo una comunidad segura con un nivel bajo de criminalidad, y quiero hacer hincapié en que los musulmanes que residen aquí en general son receptivos y colaboran con las fuerzas de seguridad. Son los más interesados en que no se los confunda con un terrorista. Sus líderes son muy activos, y para ellos es un shock cuando se detiene a alguien de su comunidad.