Las dos caras de la moneda

emma araújo, x. v. gago SANTIAGO, FERROL / LA VOZ

GALICIA

Ames es el municipio que más crece en población y Ferrol es el que sufre una mayor caída

27 dic 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Ames, el municipio gallego que más crece en población según los últimos datos del INE, está cada día más cerca de los treinta mil habitantes, pese a que la crisis económica ha provocado un frenazo en seco del sector inmobiliario. Pero a los ocupantes de los pisos construidos en los últimos años se añaden vecinos que optan por alquilar una vivienda a precios mucho más reducidos que en Santiago. De los más de veintiocho mil vecinos de Ames, en torno al 40 % viven en O Milladoiro. Y muchos de ellos son parejas treintañeras, en las que ambos trabajan, con hijos de corta edad.

En este perfil se encuentra Elisa García, de 32 años y nacida en Val do Dubra, que afirma que «O Milladoiro es lo más barato de todo». Y a los precios asequibles para buena parte de la ciudadanía añade unos servicios de conciliación que no existen en el entorno de la capital de Galicia. Así, pasadas las cinco de la tarde, O Milladoiro se convierte en una procesión de madres y padres que acuden a las paradas escolares para recoger a sus hijos, escolarizados en un centro que está saturado.

El bum demográfico provoca que muchas familias no accedan ni de lejos a una plaza de guardería pública, y eso que en Ames hay tres centros. Por eso, los nuevos vecinos de O Milladoiro reconocen que la oferta de conciliación es envidiable, pero reclaman más colegios, un instituto y mejor red de transporte.

Una sangría que sigue

La población de Ferrol a 1 de enero de este año era de 72.963 personas, 675 menos que en el mismo mes del año anterior. La ciudad naval se desangra, y su hemorragia se acelera. Entre el 2009 y el 2010 la caída poblacional fue de «solo» 575 vecinos. La decadencia demográfica de la urbe parece imparable desde 1981, cuando comenzaron las reconversiones del sector naval. Por aquel entonces, Ferrol contaba 91.764 residentes y parecía asentada con firmeza como tercera ciudad de Galicia. Hoy es la séptima, tras perder más del 20 % de su población en tres décadas.

Parece difícil que la situación mejore a corto plazo. El sector naval se prepara para su enésima e inminente crisis, más de 3.000 empleos peligran en las empresas privadas auxiliares de los astilleros públicos, que están estrangulados por la falta de encargos militares y los vetos a la construcción civil impuestos por la UE. Apenas hay alternativas para esos trabajadores en una ciudad que ha quedado descolgada de la alta velocidad ferroviaria y con un puerto exterior sin tren. Los efectos de la despoblación son evidentes en el casco histórico. Decenas de casas de Ferrol Vello están abandonadas, arruinadas sin remedio. Pero la decadencia demográfica también ha tenido efectos beneficiosos, el precio de la vivienda lleva años entre los más bajos de España, en medio del estancamiento del sector de la construcción, que apenas se enteró de la famosa burbuja.

En cambio, el ocaso poblacional de Ferrol tiene su contrapartida en Narón, que ha visto aumentar su población en 10.000 personas desde el 2001. Si se le añaden Fene y Neda, municipios también muy próximos, se obtiene una de las áreas metropolitanas más importantes de Galicia, con más de 130.000 residentes. Ese es el punto más luminoso de 30 años de decadencia urbana y ocaso poblacional que no parecen ir a mejorar pronto.