Los niños de Sarria van al trabajo

laura lópez LUGO / LA VOZ

GALICIA

Las familias buscan alternativas tras el cierre del colegio agrietado

18 nov 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La vida ha cambiado por completo de un día para otro para muchas familias del concello lucense de Sarria y su comarca. El cierre temporal del colegio público Frei Luis de Granada, anunciado el lunes, por graves deficiencias en la estructura -había numerosas grietas y cedieron suelo, puertas y ventanas- ha pillado por sorpresa a los padres. En aquellos hogares en los que ambos progenitores trabajan fuera o quienes no tienen abuelos o familiares cerca, solo les queda una opción: llevarse los niños al trabajo. Y así lo están haciendo muchos.

La Xunta informó de que intentarán que se reanuden las clases el próximo miércoles. De hecho, ayer mismo empezaron a trasladar material y mobiliario a los institutos de la villa, donde serán reubicados los alumnos del Frei Luis. Pero aún quedan días por delante.

Mónica Farelo y Alberto Arias son un ejemplo de la dificultad que implica esta situación. Ella tiene una peluquería y él trabaja repartiendo muebles. Con dos hijos de 9 y 2 años, el día a día es como un rompecabezas con piezas difíciles de encajar. «O pequeno lévoo á gardería, pero o maior ten que quedar con nós», cuenta Mónica. Antes iba al colegio Frei Luis y se quedaba en el comedor, pero ahora se las ingenian como pueden. «Normalmente está comigo na perruquería, pero ás veces lévao meu marido ao seu traballo», añade.

Unos días duros y estresantes

Dice que conciliar ambas tareas, la laboral y la familiar, es estresante y muy duro: «Para meu fillo é divertido. Está nesa idade na que aínda lle gusta axudar nas tarefas, así que me axuda a dobrar toallas ou a limpar a perruquería. E tamén intento que non perda o ritmo e póñoo a estudar ou ler libros».

Roberto Irimia y Susana Rodríguez son otro ejemplo, con dos pequeños de 7 y 2 años y medio. Ella es enfermera del 061 en Ourense y tiene guardias de 48 horas como mínimo. Él tiene una agencia de viajes. El más pequeño va a la guardería, pero ¿qué hacer con el de 7? Pues a la oficina con su padre. «Queda comigo e, se teño que saír facer recados ou ingresos no banco, pois tamén comigo», relata Roberto. Allí intenta que su hijo no pierda el ritmo y siga estudiando y leyendo. Aun así, matiza que su caso no es de los peores: «Se eu non fora o xefe da oficina non sei como sería a situación, desde logo moito peor», cuenta. La hora de irse a la cama también entraña conflictos: «Como sabe que non ten que ir a clase ao día seguinte ponse moi insistente para quedar esperto máis tempo».

Mónica Farelo cuenta que, quizás lo peor para su hijo fue el miedo que pasó. De hecho, el lunes desalojaron a los 370 niños del Frei Luis ante el preocupante aumento de grietas en el centro. «O pequeno chegou dicíndome que ía caer o colexio. E o que máis me sorprendeu é que non falaba de medo por se alguén se fería, senón que lle daba pena quedarse sen cole. Tívenlle que explicar que o centro non vai caer, senón que o van arranxar», cuenta esta sarriana.

«Para meu fillo é divertido. Está nesa idade na que aínda lle gusta axudar nas tarefas»