Un cazador de Ortigueira muere al volarse la cabeza con su arma por accidente

antón Bruquetas FERROL / LA VOZ

GALICIA

Tropezó al saltar unos eucaliptos y se le disparó la escopeta que había llevado al monte para participar en una batida

11 sep 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

Ramón Lamelas Pumar, un jubilado de la localidad de Espasante, en el municipio coruñés de Ortigueira, pereció ayer alrededor de las nueve de la mañana cuando se le disparó por accidente el arma con la que participaba en una batida de corzo por los montes del lugar de Couzadoiro. La munición de la escopeta impactó directamente en la cabeza y le provocó la muerte prácticamente en el acto. Según explicaron fuentes de la investigación, el fatal desenlace ocurrió cuando el hombre, de 66 años de edad, trató de saltar unos eucaliptos que había en el suelo y al pisarlos resbaló. En ese instante accionó sin querer el gatillo. Poco después sus compañeros de cacería lo encontraron tirado en el suelo ya sin vida.

Hasta el lugar, alertados por los amigos que, como hacían habitualmente, habían salido a compartir una jornada de caza con Ramón, se desplazaron los servicios sanitarios, que solo pudieron certificar su muerte, y, más tarde, el forense y el juez, que realizó el levantamiento del cadáver. También acudieron agentes de la Policía Judicial de la Guardia Civil, encargados de recopilar todos los datos necesarios para esclarecer lo sucedido.

En este sentido, fuentes consultadas próximas a los cazadores explicaban ayer que estos habían llegado al monte a primera hora de la mañana, poco después del amanecer. Por aquel entonces el terreno estaba empapado debido a la abundante agua que el cielo había derramado durante la noche. Además continuaba lloviendo. La cuadrilla inició todos los preparativos para comenzar una batida de corzo. Al rato, Ramón se alejó un poco del grupo para acotar una zona y, de pronto, el resto del equipo oyó un disparo. Lo llamaron y no respondía, por lo que tardaron unos minutos en localizarlo. Cuando lo encontraron yacía tendido en la tierra con un disparo mortal en la cabeza.

Y, desde el primer momento, vieron claro que se había tratado de un fatal accidente, porque el cuerpo de Ramón permanecía tendido sobre unas ramas de eucalipto que había tratado de sortear.

Sin embargo, el esclarecimiento de las causas de la muerte corresponde a la Policía Judicial. Los agentes que se personaron en el lugar realizaron las pesquisas y recabaron las primeras pruebas para llevar a cabo la investigación del suceso. Entre ellas, la toma de declaración a los compañeros de caza de Ramón.

Pronto comprobaron que la versión que contaban sus amigos casaba con los datos que había recopilado. «Tropezó con los eucaliptos y el disparo del arma le voló la cabeza», explicaban fuentes oficiales del cuerpo armado, quienes agregaban: «No hay que darle más vueltas. Es una tragedia». Tanto el forense como el juez, quien decretó horas más tarde el levantamiento del cadáver, certificaron que esa primera hipótesis que manejaban los investigadores era la más plausible.

El suceso inunda el municipio

La noticia comenzó a correr como un reguero de pólvora por todo el municipio de Ortigueira. Desde primeras horas de la mañana, en los bares, en las tiendas, en cada corrillo que se formaba en cualquier acera de este concello coruñés, la gente no hablaba de otra cosa. Porque Ramón Lamelas y su familia eran muy conocidos y queridos. Sobre todo en la localidad de Espasante, donde residía. Todo el mundo lamentaba lo ocurrido. Sus vecinos estaban hundidos ante el trágico desenlace, porque, según explicaban ya al mediodía, si alguien no se lo merecía, ese era él.