«No sé por qué lo hice», dijo el autor confeso del crimen de los mellizos

f. espiñeira, n. silvosa, s. acosta A CORUÑA / LA VOZ

GALICIA

Javier Estrada trató de excusarse aludiendo a que toma «mucha medicación»

25 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«No sé por qué lo hice. Tomo mucha medicación». Esas fueron las primeras declaraciones de Javier Estrada a los agentes de la policía municipal que a primera hora de la tarde del domingo acudieron al piso de la calle Andrés Antelo, en A Coruña, ante la llamada que el propio autor confeso del crimen de los mellizos realizó a la centralita del 092. En su interior, yacían ya los cuerpos de Adrián y Alejandro Bergantiños, los hermanos de diez años asesinados a golpes con la barra metálica de un armario por el compañero sentimental de su madre, que se encontraba trabajando en un restaurante cercano.

Del brutal crimen, que el juzgado mantiene bajo secreto de sumario, dan idea las manifestaciones sobre el ensañamiento con los pequeños de fuentes cercanas a la investigación. Idea de la violencia que envolvió al crimen daban también los semblantes «desencajados» de los agentes policiales que se personaron en la vivienda, según cuentan las empleadas de la cervecería situada en el bajo del inmueble. Una de ellas aseguró que los viandantes «se quedan mirando cada vez que pasan a la casa», señal de la expectación que está despertando el terrible suceso. De Javier Estrada aseguran que «pasaba mucho tiempo con los niños, los traía muchas veces y era cariñoso con ellos». El autor confeso del crimen también era conocido en O Burgo (Culleredo), lugar donde vivió una temporada con sus padres cuando vino de Cervantes, en Lugo, y donde llegó a compartir piso con su anterior pareja.

En el centro de formación Pablo Picasso la noticia cayó como un mazazo. No se lo esperaban porque decían que le tenían cariño. A finales de los noventa, Javier Estrada hizo un curso de escayolista, al que «nunca faltó». De él comentaban que era «muy introvertido y muy educado». También en O Burgo decían que era «un solitario».

En prisión sin fianza desde el miércoles en el penal de Teixeiro, Javier Estrada se mantiene bajo el protocolo de prevención de suicidios. Ayer, permanecía en la enfermería de la cárcel provincial, vigilado y sin salidas al patio.