«Será imposible olvidar lo que Galicia está haciendo por Diogo»

Monica Torres
mónica torres A GUARDA / LA VOZ

GALICIA

Elizabete Farinhoto, la madre del niño portugués que lucha por conseguir una prótesis, asegura estar sorprendida por la gran respuesta ciudadana

24 ago 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

«Él no habla bien aún, pero se le nota una alegría especial, como a nosotros». La madre de Diogo Farinhoto, el pequeño de Caminha que consiguió convencer a decenas de gallegos y portugueses para que coleccionaran las 19 toneladas de tapas y envases de plástico que ahora él podrá cambiar por una mano derecha, asegura que tampoco tiene palabras. «Soy feliz, muy feliz, gracias», repite frente a la desembocadura del Miño, adonde llegó el lunes el ferri que transportaba las dos toneladas gallegas que completaron la particular visa para un sueño colectivo internacional.

-Diogo ha conseguido más de 1.000 kilos por semana.

-Es increíble, un milagro. Nuestro sueño era conseguir las toneladas para Navidad y de repente... No sé qué es lo que pasó. Será imposible olvidar lo que Galicia está haciendo por mi niño Diogo. Portugueses y gallegos colaboran por igual con la cooperativa Dar e Sorrir y esa es una experiencia gratificante por partida doble.

-Ha sido una experiencia dura e intensa...

-Cada momento tiene sus matices. Ahora que ya hemos conseguido el plástico tengo mucha más ansiedad. El tiempo para que Diogo tenga su mano se vuelve eterno.

-Ayer ya se dio otro paso de gigante, ¿no?

-Sí, claro. Ayer fuimos a Matosinhos y Diogo probó su prótesis estética. Fue increíble ver la cara de mi hijo jugando con su mano mientras gritaba de alegría por la novedad y repetía: «Forte, son moi forte». Ahora toca esperar de nuevo hasta que en tres semanas llegue la prótesis mioeléctrica.

-¿Y después?

-Luego tendrá que hacer mucha terapia, tres sesiones por semana para aprender a usarla. La madre de Rodrigo, el primer niño luso que consiguió así su mano y fundó la cooperativa, es la que lo está gestionando. Él fue quien nos enseñó que el sueño era posible y que la frase «no es un bien de primera necesidad» con la que la sanidad pública nos negó el acceso a la prótesis no era el final. Ellos decían que Diogo tenía que esperar a los 18 años de edad, pero entonces habría rechazado la prótesis.

-Pero la lucha sigue.

-Diogo podrá ir a clase con su nueva mano y podrá coger el lápiz para aprender a escribir. Pero en dos años tiene que guardar otras 36 toneladas de plástico para cambiar a una prótesis con sensibilidad.

elizabete farinhoto madre del niño portugués que lucha por lograr una prótesis