La Xunta reclama a Fomento alternativas al cierre de la única línea de tren Vigo-Oporto

Monica Torres
mónica torres TUI / LA VOZ

GALICIA

Las estaciones lusas amanecían ayer con los carteles de Comboios de Portugal anunciando la clausura de la línea que durante los últimos 125 años unió Vigo y Oporto

05 jul 2011 . Actualizado a las 19:37 h.

Las comunicaciones de la eurorregión Galicia-Norte de Portugal se tensan sobre el terreno a la par que entre las distintas administraciones de ambos países. En 15 años se construyeron cuatro puentes internacionales. En los últimos meses se ponen peajes en las autovías lusas con un sistema de cobro en entredicho, se prepara la posible parada del último ferri sobre el Miño, se congela el proyecto del AVE y se clausura la única línea ferroviaria que suprimió la frontera más antigua de Europa. Las estaciones lusas amanecían ayer con los carteles de Comboios de Portugal anunciando la clausura de la línea que durante los últimos 125 años unió Vigo y Oporto. La decisión unilateral de echar el freno en Valença a partir del sábado por la falta de rentabilidad económica de la línea ha desatado un notable malestar en la Administración gallega y en el entramado empresarial de la zona.

El regidor vigués, Abel Caballero, apelaba a primera hora al Gobierno gallego para que interviniera y evitase el cierre del servicio. Y tampoco las declaraciones de Agustín Hernández se hicieron esperar. El conselleiro de Infraestruturas manifestó que la supresión del trayecto es un «tema preocupante», pero que debía ser Renfe quien analizase la situación y propusiese alternativas. El conselleiro considera que «es consecuencia de la situación de la infraestructura», ya que, a su juicio, «es evidente que la conexión ferroviaria entre Vigo y Oporto no compite con el autobús o con la autopista», pues es una línea de finales del siglo XIX.

Según Hernández, esto prueba que la «falta de modernización de las líneas» no puede ser competitiva, y precisó que el servicio solo tenía 5.000 viajeros anuales, lo que demuestra que su uso era «muy limitado». «Debe ser Fomento el que analice el nuevo escenario y las alternativas», avanzó.

Las tres mayores asociaciones empresariales de la eurorregión mostraron también ya su oposición a la inminente clausura. Los presidentes de la Confederación de Empresarios de Pontevedra, de la asociación de Viana do Castelo y de Aiminho, sostienen que «el desarrollo económico de esta eurorregión está alcanzando un punto de ruptura que puede ser irreversible y, tras la introducción de los peajes en las autovías lusas, la supresión de la línea a Vigo va a agravar un clima social que ya está ensombrecido por la crisis en los astilleros de Viana do Castelo». Los tres representantes urgen una reunión urgente con el ministro de Economía y de Empleo luso, Álvaro Santos Pereira, para abordar la situación.

Hace poco más de un lustro, cuando el fantasma del posible cierre de esta única línea internacional sobrevoló el Miño, la contestación popular también fue implacable. Comboios de Portugal tuvo entonces que retroceder y mantener el servicio ante la presión de los regidores de la zona y los usuarios. Pero ayer la compañía aseguró que manteniéndolo pierden 19.600 euros cada mes «en un servicio operado en territorio español».