El viejo problema de la entrada en el colegio

J. Casanova REDACCIÓN / LA VOZ

GALICIA

La nueva tarea de atender al alumnado entre el transporte y el aula enfada al colectivo docente y satisface a los padres

26 jun 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

La reestructuración horaria que afrontarán el próximo curso los colegios públicos lleva aparejada una tarea que estaba en el limbo: la responsabilidad de cuidar a los alumnos en el lapso que va desde que el transporte escolar los deja en el patio hasta que suena el timbre de entrada en el centro. En mayor o menor medida, era una tarea que se iba asumiendo por parte del profesorado, en la mayor parte de los casos, en la figura del director del colegio. «O problema é cando che deixan os pequenos media hora antes porque o autobús ten outros servizos», apunta una maestra que trabaja en el interior de la provincia de Lugo.

La obligación de cuidar y vigilar a los niños antes de la entrada al colegio es vista por la mayoría de los profesores como un aumento de responsabilidad, limitada hasta ahora, salvo casos excepcionales, a las puertas del centro y al horario escolar. Pero lo cierto es que las asociaciones de padres ya han mostrado su satisfacción por este cambio que les da mayor seguridad.

«A nosotras nadie nos puede obligar a salir de las puertas del colegio hacia fuera», recuerda una de las maestras del Pío XII, para añadir inmediatamente que muchos lo hacen con frecuencia. Salidas en grupo, excursiones... responsabilidad extra que el próximo curso será obligatoria, al menos en los momentos previos a la entrada.

Los cambios en el horario para el próximo curso afectarán a una plantilla que, en el 2010-11 agrupó a 15.086 profesores, un pequeño ejército que, con toda seguridad, comenzará el curso con movilizaciones contra la medida. Y eso que muchos creen que, en realidad, el cambio no será tan importante en su día a día aunque lamentan, sobre todo, las formas: «Yo cogería a cualquiera de esos que tanto critican y lo pondría aquí una semana a trabajar, seguro que luego no opinaba lo mismo», concluye una veterana.