El caudal de diez ríos de la cuenca costera es inferior en más de un 40 % al habitual

serafín lorenzo SANTIAGO / LA VOZ

GALICIA

La primavera más seca desde 1961 deja el Landro, el Oitavén y el Grova con niveles similares a sus mínimos históricos

01 jun 2011 . Actualizado a las 12:21 h.

La escasez de lluvias y la subida de temperaturas que están caracterizando la que es, según los datos de MeteoGalicia, la primavera más seca de los últimos 50 años dejan su huella en el desplome de las reservas de agua acumuladas en los embalses para abastecimiento, pero también en la abrupta caída del caudal de los ríos que surten a muchos núcleos.

Hasta una decena de cauces de la cuenca costera que gestiona la Administración gallega registraron en mayo una rebaja de su caudal superior al 40% sobre el promedio histórico en ese mes. La situación se ha agravado en los últimos días, cuando los indicadores de una docena de ríos ni siquiera llegan a la mitad del caudal habitual.

Los mayores desequilibrios se producen en cauces fluviales de A Mariña lucense y del sur de Pontevedra. La estación de aforos del río Grande (Ribadeo) computó en mayo un caudal medio de 0,042 metros cúbicos por segundo, un 82 % menos del promedio histórico en ese mes. La situación es todavía peor en el Landro (Viveiro), que con 0,622 metros cúbicos por segundo ha experimentado una caída del 90 % respecto al que es su caudal medio para esta época del año. Estos dos ríos figuran en «situación de alerta» en los mapas de Medio Ambiente sobre la medición de aforos. La misma identificación alerta del caudal extraordinariamente bajo del Oitavén (Soutomaior), que es inferior en un 70% a sus valores habituales; y del Grova (Baiona), donde la caída alcanza el 95 %. El Landro, el Oitavén y el Grova tienen un caudal similar a sus mínimos históricos. La Xunta también considera en «situación de alerta» al Lengüelle (Oroso), aunque su caudal mantiene parámetros acordes con la media.

Plan especial de seguimiento

Pero, más allá de la comparación en términos homogéneos entre los caudales medios de mayo con los promedios de ese mes en cada río, las mediciones compiladas por Medio Ambiente en los últimos días atestiguan un empeoramiento drástico en ríos como el Mandeo (estación de Aranga), donde está fluyendo el 30% del agua que ese cauce registró en años anteriores; el Cee, que está en el 25% de lo que es normal; o el Ulla (Santiso), en el 46% de su promedio.

Este panorama ha llevado a la Xunta a pedir a la población un uso racional del agua, en previsión de un mes de junio que, al menos durante las dos primeras semanas, también será seco. Aunque sostiene que el suministro está garantizado en las ciudades y sus áreas de influencia, Medio Ambiente admite que es posible que durante el verano aparezcan problemas en los núcleos que se abastecen de traídas vecinales. Para tratar de minimizar esos riesgos, la consellería ha activado un plan especial de seguimiento que incluirá medidas de ajuste sobre el caudal de los embalses.

La puesta en marcha de los protocolos de emergencia ante la amenaza de desabastecimiento todavía no figuran en las previsiones de la Xunta. Esos planes se activan cuando el agua embalsada no es suficiente para atender la demanda en un plazo superior a 40 días, de acuerdo con las necesidades de la población a la que abastece una presa determinada. Una vez que se baja de ese umbral de 40 días, el nivel de alerta aumenta a medida que se reduce el período de tiempo en el que está garantizado el suministro. Medio Ambiente insiste en que estará pendiente de la evolución en las próximas semanas para desarrollar las medidas que sean necesarias para asegurar el abastecimiento de agua a la población.