La jerga universitaria desentraña el Plan Bolonia

GALICIA

13 feb 2011 . Actualizado a las 06:00 h.

El aprendizaje autónomo, pilar de la actual reforma universitaria (Plan Bolonia), no funciona. La nueva concepción del crédito o el propio enfoque curricular de los planes de estudios están basados en la capacidad para aprender a aprender, expresión acuñada ya en informes del siglo pasado. Sin embargo, apenas se avanza en la consecución de este objetivo. ¿La culpa es del alumno, porque sigue esperando que se le dé todo hecho, o del profesor, que se lo sigue dando? ¿La pescadilla que se muerde la cola? En cualquier caso, nuestra universidad tiene que cambiar. No se puede continuar con un sistema de enseñanza-aprendizaje obsoleto e ineficaz.

El profesor, necesariamente ha de bajar de los pedestales de la cátedra y de la investigación, para dedicarse más a la orientación y a la tutoría del alumno. Y el alumno tiene que tomar la iniciativa de su formación, aprendiendo a sacar el máximo provecho de esa cercanía del docente.

Ninguna reforma avanzará sin la implicación de los profesores. La formación pedagógica, que nunca gozó de predicamento en el ámbito universitario, se vuelve ahora imprescindible. La docencia expositiva, por no llamarle directamente clase magistral, sigue siendo necesaria, pero no suficiente. Ha de completarse con docencia interactiva y atención personalizada al alumno, que requieren de competencias metodológicas específicas.

Muchos profesores están dispuestos a adquirir esas nuevas competencias y de hecho va en aumento la demanda de cursos de formación. Otros no. Es normal en reformas de este calado. El tiempo va a ser juez.

Llevar a cabo las tutorías personalizadas con los alumnos exige, en primer lugar, que estos quieran y que estén capacitados para aprovecharlas. Por desgracia, no siempre ocurre así.

Motivación y esfuerzo para asumir la propia responsabilidad en el aprendizaje brillan por su ausencia. No hay gusto por el estudio ni curiosidad intelectual. Al aprender por obligación, se va a la ley del mínimo esfuerzo. Lo más práctico son los apuntes del profesor o de los mejores alumnos. Falta hábito lector, sostén de la propia formación y de una correcta expresión y ortografía. Las nuevas tecnologías se están utilizando más como un fin que como un medio para aprender. Es urgente que la formación para el buen uso de estas, que se lleva a cabo en las etapas preuniversitarias, se consolide y comience a dar sus frutos.

Si a esto sumamos las deficiencias de base, sobre todo en técnicas de trabajo intelectual y en capacidad de comprensión, razonamiento y crítica, resulta poco menos que imposible llevar adelante una reforma que pivota, precisamente, en torno a estas competencias.

No podía faltar en esta ocasión la ocurrencia ingeniosa. El nuevo crédito, denominado ECTS (European Credit Transfer System), incluye, además de las horas de clase, como hasta ahora, el tiempo total dedicado por el alumno al estudio, trabajos, prácticas, exámenes? Pues bien, este acrónimo es conocido ya, en la jerga coloquial universitaria, como «Estudia, Cabrón, Tú Solo».