«Hay quien piensa que esto es como abandonar a la familia cuando es precisamente todo lo contrario»

La Voz

A CORUÑA CIUDAD

14 nov 2010 . Actualizado a las 02:00 h.

Hace tiempo que Marta García, una madre de A Coruña que ahora vive en Sada, optó por no escolarizar a sus tres hijos. Los dos mayores, de ocho y siete años, fueron al colegio durante los primeros cursos de la educación no obligatoria. La tercera, que ahora ya ha cumplido cuatro, nunca llegó a ir a un centro educativo. La razón que la llevó a elegir esa opción fue priorizar la curiosidad de los pequeños a la hora de aprender frente a un método reglado como el que pueden ofrecer la enseñanza pública o la privada en Galicia.

«Tiene que haber emoción en el momento de aprender. Por eso cuando observas que muestran interés por algo, lo que haces es ahondar en el tema, ir a la biblioteca, mirar en los libros. A lo mejor están jugando fuera y ven unas setas, pues entonces hablamos de ellas. O vamos a la torre de Hércules y les explicas que es patrimonio de la humanidad», explica.

Pero no todas las familias lo hacen por esa razón. «Hay muchas que lo hacen por motivos religiosos. Evangélicos o budistas», explica. Al mismo tiempo, una de las pequeñas pregunta: «¿Qué son evangélicos?». Y ella responde: «Los que practican una de las religiones cristianas».

Pero para poder hacer ese trabajo a largo plazo, esta madre tuvo que abandonar su empleo en una empresa. Confiesa que no fue duro. Al contrario. «En casa priorizamos la educación. Porque no hay que pensar que esto es algo que pueden hacer solo aquellas familias que disponen de recursos elevados. Hay algunas que los tienen y que incluso contratan profesores. Pero aquí hemos optado por ajustarnos a un sueldo. Hay quien piensa que esto es abandonar a la familia, cuando es todo lo contrario», dice.